TELEGRAFICAMENTE
Cualquiera que sea el
resultado de las elecciones griegas, la izquierda que no está con
la socialdemocracia, que ha encadenado, servilmente, su política
al de las respectivas burguesías nacionales, debe tener claro, que
hay que comenzar por la recuperación de lo que los mercados,
los banqueros disfrazados de financieros, especuladores,
ministros, catedráticos de ciencias económicas, etc.,
se han llevado -han robado- y siguen llevándose, amparados en
un entramado legal internacional que facilita el latrocinio de
la sociedad creadora de la riqueza que ellos ocultan y sueltan a
cuentagotas, por lo tanto, esa otra izquierda debe de ser
consciente de que la sociedad está haciendo ya los sacrificios,
desde hace varios años, y que, cualquier mínimo intento de
apretar más las clavijas es intolerable mientras no se
reformen, en profundidad el sistema financiero internacional y
mientras no se reforme, en profundidad, el sistema monetario
internacional, esa agenda oculta que permite que los ricos y
poderosos mercados no coticen, no
contribuyan, no paguen.
Estas premisas,
desautorizan a los sindicatos de clases ha negociar recortes,
ha negociar más penalidades, pues no son asumibles desde
ninguna perspectiva, toda vez que lo demanda la situación es una
nueva distribución de la riqueza generada socialmente,
erradicando las sociedades de baja tributación, vulgarmente
conocidos como paraísos fiscales, exigiendo la condonación de las
deudas soberanas nacionales y proponiendo una moneda común, como
proyecto de reforma del sistema monetario internacional.
Y si la izquierda
diferente de la socialdemocracia, se respeta a sí misma debe
comprender que la solución para el mundo pasa por buscar y
articular un programa que de sentido a la reivindicación, que
está en el ánimo de buena parte de lo más avanzado de la
ciudadanía de Europa, los Estados Unidos de Europa, porque
una izquierda sin programa no pasa de ser un señuelo, una
entelequia desmovilizadora, porque la sociedad no se pondrá en
marcha para perseguir fantasmas.
jmrmesas
17 de junio de 2012
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