PARLAMENTARISMO
PARA QUÉ VALE
El capitalismo inicio su
declive desde que acabó la SGM; una serie de procesos -que
será necesario analizar más adelante- dan testimonio de esta tesis,
que vista en perspectiva no es nada descabellada, porque ya desde las
décadas finales del siglo 19, las burguesías de las diferentes
naciones, son conscientes de producir para un mercado que va más
allá de las propias fronteras, aunque, planteado en términos
estrictos, la única burguesía con una capacidad industrial
indiscutible, desarrollada gracias a su inmenso imperio colonial, es
la británica, que dada su importancia, en aquella época, influenció
la economía, en términos que podrían compararse a la influencia
del complejo militar-industrial estadounidense actual, pero que, a
diferencia de nuestro tiempo, aún la burguesía, podía aventurase a
disputarse la supremacía comercial, acudiendo al reparto del mundo
según la fuerza de las armas, razón que evidenciaron las dos
guerras mundiales que tuvieron lugar a principios del siglo 20, en un
lapso de tiempo muy próximo, pues entre la primera guerra mundial y
la segunda, mediaron 21 años, sin tener en cuenta, que en los años
previos se desarrollaron guerras nacionales – en China, en España-
e intervenciones coloniales -África-, que nos pueden dar una idea,
tanto de las tensiones como de la capacidad de producción de las
burguesías en conflicto para repartirse el mundo, que al final se
repartió, según una nueva burguesía, hasta entonces, en segundo
plano, la estadounidense.
Esta introducción está
motivada por un
artículo leído hace unos días, en la que el articulista
pretende hacernos creer que las acciones del sindicato andaluz de
trabajadores pone en peligro la actividad parlamentaria de izquierda
unida, ya que al ser miembros de la misma agrupación electoral resta
credibilidad a los parlamentarios, que se verán forzados a tener que
definirse respecto a las acciones testimoniales de Gordillo y
Cañamero, como si el trabajo parlamentario
de los diputados de izquierda unida (como el del psoe, u otros
parlamentarios de izquierda), fuera otra cosa diferente que tener que
bendecir críticamente los recortes mandados desde
Alemania por la cancillera de la burguesía alemana, Merkel, cuando
la realidad es que, tanto en el caso de los recortes, como en el de
las acciones testimoniales del sindicato de obreros del campo, el
parlamento, pinta muy poco, más allá de ser, el decorado del
escenario donde se desarrolla la representación teatral de esta
tragicomedia.
PARLAMENTOS
Nunca un parlamento ha
liderado una revolución, ni ninguno de los cambios históricos que
se han producido en el mundo han tenido como protagonista a ningún
parlamento, por lo que yo pueda recordar, pues incluso cuando en los
parlamentos han sido escenarios de debates y luchas, lo fueron como
el decorado donde se producía la acción y no como el elemento
capaz de impulsar la acción de cambio, el parlamento es pues, el
resultado de una determinada relación de fuerzas, el
resultado de las fuerzas sociales que cristalizó en un
parlamento y en el que se desarrolla la acción política en la que
la fuerza dominante ejerce su control -la burguesía ejerce su
dominio tendente a reforzar con leyes particulares (cuasi
privilegios), lo que podría considerarse el entramado legal,
que hay que romper, su hegemonía, influencia y dominio sobre
el conjunto-, conseguido, siempre en el campo de batalla o en la
calle, pero nunca en el parlamento.
Esta es la cruda y dura
realidad; los parlamentos expresan una determinada relación de
fuerzas, conseguidas en un determinado momento histórico, y cuya
variación, en el sentido de cambiar la correlación de fuerzas que
le dieron origen, nunca se ha llevado a cabo en el parlamento sino
fuera del parlamento, y cuanto menos compleja es una sociedad, o si
se quiere, cuanto menos democrática, atrasada y primitiva sea
esa sociedad, tan pronto como afloran las tensiones, antes saltan,
ante se evidencian la inutilidad del parlamento, y las tensiones
saltan a la calle, que es donde se formaran las nuevas
correlaciones de fuerzas, que al sedimentarse, darán lugar a un
nuevo parlamento, y esto es así, por la
naturaleza misma del modo de producción de mercancías, donde la
fuerza de trabajo, como tal, no tiene representación, ni real
ni simbólica, porque la lucha de clases no tiene cabida dentro de
ningún parlamento, y allí, donde existe tal representación,
-las democracias europeas- la representación de la izquierda es
cogida en la disyuntiva de hacer parlamentarismo,
contribuir al entramado legal que refuerza el poder de la burguesía
-actualmente, objetar los recortes- o hacer política de clase, de
denuncia, en cuyo caso se colocan en una posición testimonial, es
decir, sin posibilidades de alterar legislativamente la correlación
de fuerzas que dio origen al parlamento, por eso, el parlamentario
más conspicuo del parlamento alemán, Gregor Gysi, concita la
animadversión de la señora Merkel, que ostensiblemente, abandona el
escaño cuando este parlamentario toma la palabra, evidenciando de
ese modo, el contenido político, de clase, de intereses enfrentados,
que pretende exponer el parlamentario, en un gesto que significa,
esos interese aquí no tienen lugar.
El fracaso del
parlamentarismo es el fracaso político del modo de producción
capitalista para articular la sociedad, pues toda mejora que
pretenda tener su implante en la sociedad, tiene que hacerse fuera
del parlamento, pues este está para reforzar el entramado legal,
y toda las mejoras quedan en manos de ONGs, -desde vigilar los
incrementos inmoderados de los precios, a las enfermedades raras-,
porque los parlamentos no tienen la función de mejorar a la
ciudadanía sino de garantizar que la explotación de los
trabajadores sea la más eficiente posible, de ahí la legislación,
o las reglamentaciones, que trituran a los ciudadanos, a la
hora de defender los derechos, y de todo esto tenemos ejemplos
recientes, ahora en Siria, y antes en Libia, El Cairo, Túnez, Iraq,
Irán, donde los parlamentos viejos, ventilaron sus diferencias en la
calle, lo que quiere decir, que las diferentes fracciones de las
burguesías locales, fueron incapaces de acordar en los parlamentos
sus diferencias, y tras la lucha en la calle, los nuevos
parlamentos, apenas si recogen modestas mejoras para el pueblo, y la
propiedad privada, sigue articulando los nuevos parlamentos.
EUROPA
El capitalismo está
agotado, su ciclo histórico pasó hace décadas, pero la burguesía,
los mercados, el superimperialismo, esa
coalición burguesa entre la burguesía estadounidense y las
burguesías europeas, siguen teniendo el control porque ellos si
saben lo que quieren, mientras que la clase obrera, la
ciudadanía, empieza a darse cuenta de lo que no quieren,
porque atisba, aquí y allá, el engaño, la doble moral, la doble
vara de medir, el doble juego, el doble pensar, ¿el doble sentir?, y
todo esto va componiendo una imagen de podredumbre, corrupción y
crimen organizado, mantenido, alimentado y permitido desde los
poderes públicos porque beneficia a ese modo de vida burgués que
rinde excelentes dividendos en las cuentas corrientes de esos
escándalos financieros que son el pan nuestro de cada día,
en la prensa, en su prensa, y esto va minando la fe
democrática de los ciudadanos, en las
instituciones, porque, por ejemplo, los recortes que se aplican a los
trabajadores, -prácticamente, se despide a la plantilla de la
radiotelevisión valenciana, mientras que mantienen a los ciento
cincuenta directivos, que la han llevado a la quiebra, y este tipo de
contradicciones son constantes y continuas, y así, el ministro de
economía, Guindos, puede comprarse un ático de 500 mil euros,
porque él, como todos los que parten y reparten, valoran mucho su
propio trabajo-, y esto, esta contradicción entre la valoración del
trabajo, que no está sujeta a otra norma que la de la fuerza, que
el entramado legal garantiza, significa que, mientras se emplea
toda la ciencia y tecnología disponible para fabricar cualquier
artilugio, la valoración del trabajo se hace en función de la
fuerza, es decir, salario mínimo para la ciudadanía, contratos
blindados para las legiones de gerentes sin más misión que la de
emplear el látigo contra los del salario mínimo, significa
vigilancia y control sobre los salarios por parte del fisco, y
exacciones fiscales, amnistías fiscales,
sobreseimientos de expedientes para los poderosos, que se llevan
los beneficios a los paraísos fiscales para no pagar impuestos, y
todo esto, en los parlamentos es inabordable, intocable,
pero de la misma forma en que la economía se muestra el fracaso y
agotamiento del capitalismo, en el parlamento, en los parlamentos
sucede lo mismo, es decir, para variar la correlación de fuerzas que
toca a la economía, habrá de hacerse fuera del parlamento, y no en
el parlamento, porque estos parlamentos se corresponden con una
determinada correlación de fuerzas que dio a la burguesía, a
las burguesías, el control sobre la legislación que
garantizaba su predominio social sobre el conjunto.
Pero en Europa, el
parlamentarismo, lleva doscientos años de funcionamiento, y la
burguesía ha tenido quinientos años para articular su sociedad y no
se acabará con ella de un plumazo, y aunque variar la correlación
de fuerzas que de lugar a nuevos parlamentos, quebrando a los
anteriores es algo que está a la
orden del día, que está empezando a suceder, la clase
obrera, la ciudadanía de las sociedades avanzadas, tendrán que
decidirse por expresar algo más que el rechazo de lo que no
les gusta, tendrán que definir que es lo que quieren,
y eso significará quebrar el nacionalismo estéril, ese que encierra
a cada sociedad en las fronteras nacionales, mientra los
poderosos disponen de todo el planeta para extraer recursos,
esconder el dinero, contaminar
la naturaleza.
Significará que la
correlación de fuerzas, en Europa, no es cosa de Grecia, Alemania,
Italia, Francia o Rusia o Inglaterra, la correlación de fuerzas, en
este tiempo dominado por los mercados,
dominado por el
superimperialismo, es la
lucha de los trabajadores por imponer los Estados Unidos de Europa
según una nueva carta magna que
acabe con los tratados y acuerdos de la Unión Europea,
que es el invento de esos mercados,
para su exclusivo beneficio, que saben que la unidad política de
Europa, aunque se hiciese bajo la batuta de Alemania, (no hay que
cederle la primogenitura
gratis a ninguna burguesía), significaría iniciar la cuenta atrás,
para la burguesía, en
todo el planeta, porque
los ajustes impuestos son una declaración de guerra a la ciudadanía,
a la clase trabajadora, que para llevarlos a cabo, necesitan LA
COLABORACION INDISPENSABLE DE LAS DIRECCIONES OBRERAS PARA MANTENER
EL SISTEMA,
y es más que dudoso, que en los momentos actuales, con un sistema
financiero mundial podrido, por la corrupción -moviendo los indices
financieros a voluntad (libor), uso de información privilegiada,
etc.,et.-, con un sistema monetario desequilibrado desde hace
décadas, con las instituciones internacionales corrompidas, es más
que previsible, que esas direcciones obreras, tengan que mojarse, en
favor de la ciudadanía, porque de todos modos, aunque todo parezca
como siempre, nada es como antes, y hasta ahora, están hablando los
políticos burgueses, los políticos que apoyan a los burgueses,
están hablando los
mercados,
pero aún no ha hablado la clase obrera, la ciudadanía, porque
ninguno de sus líderes se atreve a proponer los objetivos
estratégicos, erradicar los paraísos fiscales, condonación de las
deudas y una moneda única,
que no son abstracciones, sino la concreción más clara y decisiva
para tomar la iniciativa, pues estas son las reivindicaciones por las
que hay que luchar, si queremos un mundo mejor para todos.
La
batalla decisiva del orden burgués se esta empezando a librar en E U
R O P A, porque todas las contradicciones están presente en el
territorio europeo, que cuenta a su favor, con la masa social más
preparada del mundo, y es justo que así sea, porque este combate que
será el umbral de un tiempo nuevo, la clase trabajadora, que es el
sistema neural de la ciudadanía del continente, ha de zarandear a
sus dirigentes, que como no, están de vacaciones, en vez de
preparando y dirigiendo las movilizaciones, pues todo el esfuerzo, no
puede quedar en el voluntarioso gesto del sindicato de obreros del
campo, de Gordillo y Cañamero.
jmrmesas
24
de agosto de 2012