MARISCALES DE MADERA
MARX
Cuando se habla de
economía, todos se empecinan en hablar de cifras macro, de tal modo
que, normalmente, alguien que no sea un experto en el tema se sentirá
perdido, y en un artículo aparecido en sinpermiso, James
K. Galbraith, responde a P. Krugman, de tal manera, que si no se
ha seguido el discurso, se sigue sin entender de que va la cosa,
porque, como sí apunta el autor del texto, en relación a una de las
corrientes de pensamiento,
la lucha de clases y las relaciones de poder permanecían en el
corazón del análisis económico y la crisis, inevitable, llegará
en algún momento,
por lo que, para mi propio uso, y así, poder entender que es lo que
está pasando, no hablaré de economistas, pues no se trata de acudir
a la crisis del ladrillo, ni a las burbujas de diverso contenido,
sino de entender de algo que no mencionan los economistas, la
estructura económica de la sociedad,
que a lo largo de los últimos cien años ha
cambiado radicalmente el potencial de las fuerzas productivas,
y para ello, acudiré a Marx, que no era economista, ya que estudio
leyes, y la economía no fue un mero añadido, algo que se estudia
para colocarse
en un ministerio o en alguna empresa, sino que la relación de Marx
con la economía fue
la de una continua investigación,
algo que le ocupó toda su vida, sin ánimo de lucrarse de sus
conocimientos sobre esa materia, por lo tanto, su aportación a esa
disciplina, comienza por situar la producción de la riqueza como una
relación
antagónica entre las clases sociales,
materia que escapa, interesadamente, de los análisis de los
economistas de cualquier signo, y sobre todo, por definir que el modo
de producción de una sociedad, es algo
con fecha de caducidad,
por lo tanto, no es algo dado de una vez y para siempre, sino que
ese antagonismo entre las clases ha ido mudando en función de las
fuerzas productivas.
Lo
que caracteriza esta crisis es que comenzó como una crisis económica
y se ha convertido en una crisis político,
económica y social,
por lo tanto, en una relación global
hostil,
como nunca antes, la relación antagónica
entre las clases sociales,
se había producido, lo cual quiere decir, que históricamente,
estamos
al final de una era,
sin que los dirigentes oficiales de la ciudadanía, sin que los
dirigentes oficiales de la clase productora, se quieran dar por
enterados, sin que esos dirigentes, mariscales de madera, como dijo
Napoleón, cuando un avispado soldado quiso copiar la audacia de un
compañero, -No necesito en mi ejército mariscales
de madera-
y sin embargo, la izquierda oficial está llena de mariscales
de madera, sin
caletre para preparar ni dirigir un malestar contenido, que podría
saltar en cualquier momento, sin que la ciudadanía tenga noción de
hacia donde encaminar su contenida hostilidad.
El
intercambio de papeles, de roles, es, no solamente notable, sino
escandaloso, y así, lo que Zapatero, los socialistas no se
atrevieron a reclamar -euro bonos- Rajoy no hace más que reclamarlo,
precisamente cuando dijo que no haría lo que está haciendo, y eso
está corroyendo al socialismo, al psoe, en el que los
enfrentamientos entre los diferentes mariscales
de madera
preconiza una ruptura del partido porque su seguidismo de querer unir
su política al interés
nacional,
al interés de los burgueses, como si fueran compatibles el interés
de los Bankia, Santander, CAM, con el de los mineros, enseñantes,
médicos, está dejando sin argumentos a unas bases que se sienten
huérfanas de referencias, políticas e ideológicas, y lo trágico,
cuando se produzca la ruptura, es que no hay ninguna organización,
ningún partido que tenga entre sus objetivos el de anunciar que el
sistema se
ha agotado,
que estamos al
final
de una era
y que la Europa que quieren unir los burgueses, tesoro único,
fiscalidad común, mutualilzación de las deudas, controladas por la
banca alemana, que junto a la estadounidense han
disparado el hundimiento de la economía mundial,
será una cárcel para cada país, si a la lucha por los Estados
Unido de Europa, no se une, de forma irrenunciable la erradicación
de los paraísos fiscales,
si no se reclama como una exigencia irrenunciable la
condonación de las deudas soberana,
y si no se exige, como medio de comenzar la lucha por someter a los
mercados,
para poner el modo de producción al servicio de la sociedad, y no la
sociedad al servicio de los mercados,
una
moneda mundial,
estos son los objetivos, y todo lo demás, plataformas interclasistas
incluidas, es una pérdida de tiempo, lo que no quiere decir, que no
haya que luchar por minar y socavar las bases del pp, pero esas bases
no son la burguesía, los Ratos, Botín, Isla, Alierta, etc., sino
una ciudadanía proletarizada y engañada por el partido de los
gurteles.
En todo este proceso, la
opinión independiente de la izquierda, la opinión independiente
de los representantes de la clase obrera, brilla por su ausencia
porque desde los sucesivos abandonos de las tradiciones obreras, de
las renuncias efectivas del socialismo, del abandono de cualquier
tipo de discurso que no haya sido, y siga siendo, el plegarse
servilmente al interés de la burguesía, pese a conservar el nombre,
la denominación de origen, para seguir contando, disponiendo
del favor de la clase trabajadora, para medrar a su costa, es
terriblemente decepcionante porque revela la ausencia de
alternativa, no existe una alternativa independiente porque se
negó la única fuente solvente de análisis que desmenuzó y
deglutió los entresijos del funcionamiento del modo de producción
capitalista, el que hizo Marx, a lo largo de toda una vida,
porque quería comprender porque había ricos y pobres, y al
renunciar a esta fuente, se renunció a todas las demás, y lo que ha
quedado no es sino un erial teórico, político y organizativo
incapaz de ver que nos hallamos al final de una era, con una
terrible falta de perspectiva.
Cuando oigo a
determinados compañeros, con instrucción superior,
decir que el discurso de Gadafi en la ONU, fue un discurso
socialista, es que no han entendido que si un dirigente se hace
con una fortuna personal, quiere decir que el respeto por la
propiedad comunal, por la propiedad colectiva, pública, está en
contradicción con el comportamiento socialista, y por tanto
revela una atroz falta de coherencia, ética y política,
y ese comportamiento es observable en al Assad, en Milosevic, en
Yeltsin, y tantos otros que se han comportado como reyezuelos,
desacreditando el socialismo, lo que revela una enorme carencia de
criterio, siendo dirigentes de oropel, dirigentes de fachada,
mariscales de madera.
Cuando oigo, o leo, a
compañeros cualificados, con instrucción superior,
hablar de si hay que salir del euro, sin además avanzar una
orientación sobre qué economía política adoptar,
significa que esos compañeros no han entendido que el euro es el
resultado de un determinado proceso histórico a la que
ha sido capaz de llegar la fracción de la burguesía que tiene su
feudo en Europa, y que por lo tanto, cualquier otra alternativa les
está vedada porque para hacerlo de otro modo tendrían que
enfrentarse a una ciudadanía funcional que se los comerían en el
lapso de un breve periodo histórico, porque su supervivencia
como burgueses está unida a la patria nacional, mientras que
los negocios, la producción, el capitalismo es internacional por
su propia dinámica, así pues, es imposible, que esta crisis
político-económica, se resuelva creando empleo, porque la cantidad
y naturaleza del empleo necesario, no está en consonancia con la
misérrima cantidad que se va a repartir, porque a estas alturas, la
cantidad de empleo a crear no solamente requiere inversión
financiera, sino que necesita una concepción diferente de la
sociedad que es necesario crear para que la sociedad empiece a
ser dueña de su destino, liberándose de dioses, reyes y tribunos, y
si esto no se entiende, no hay dirigentes, hay mariscales de
madera.
No habrá creación de
empleo porque de los cinco millones de parados, el porcentaje más
importante los asumía la industria el ladrillo y es imposible crear
una industria para absorber semejante masa humana sin una inversión
cuantiosa, y una lucha sostenida, porque crear empleo de
calidad significa preparación material y humana, que no puede
improvisarse, y los coches, lavadoras, televisores, teléfonos, ya
los fabrican los BRIC, por lo tanto, sin una nueva concepción de la
sociedad es imposible crear ese empleo, en las cantidades, que
requiere Europa, que requiere el mundo, y si los dirigentes actuales
no lo entienden, son mariscales de madera.
El capitalismo está
acabado, pero un modo de producción nuevo y superior, no se
improvisa, y el abandono del debate y de la producción teórica
independiente, nos obliga a tener que disputarle al capital
financiero su terreno, porque la falta, tanto teórica, política y
organizativa, significa que no existen ni las concepciones, el
conjunto de ideas-guías, ni los cuadros, ni la organización, para
ir a un choque frontal, e incluso, si se produjera un estallido
social y la burguesía se viera, momentáneamente rebasada, el asumir
el poder no daría lugar más que a producir otra casta de burócratas
que suplantarían a la clase obrera, volviendo a reproducir los
problemas de las sociedades del socialismo real,
y eso resultaría empobrecedor y deprimente, por lo tanto, lo
previsible será la lucha por cegar la fuente de poder del capital
financiero, y esta radica en el manejo y control del dinero, el cual
ocultan en los paraísos fiscales, y este combate por controlar y
esclarecer la circulación del dinero será el núcleo central de la
regulación del mercado, será el núcleo fundamental de la lucha
por hacer que el modo de producción se someta a la sociedad y no la
sociedad sometida a la
dictadura del mercado,
a la dictadura de los expropiadores,
y tal combate, deberá ser la base en la que se articule la
enseñanza, de tal modo, que junto al saber funcional, junto a los
conocimientos profesionales específicos, los educandos entiendan,
sepan y se aperciban, de que mientras exista la explotación
mercantil, habrá seres humanos colocados en situación de
subordinación política, social y económica, y por lo tanto
susceptibles de ser utilizados por los que ejercen el poder, lo que
quiere decir, que en el ámbito de la producción, si la sociedad
decide qué se produce, en la fábrica, en la empresa, el trabajador
no puede ser solamente un mero instrumento de la producción sino que
al lado del propietario será un controlador, un colaborador, un
responsable de que se cumpla lo que la sociedad ha decidido.
Eliminar
el antagonismo en la producción significará eliminar la mercancía,
pues la mercancía es el producto de una relación entre clases
antagónicas, en la que el propietario, no solamente es el dueño de
los medios de producción, sino que es el representante del estado,
del poder político, en el ámbito de la producción, y por tanto, la
producción no es solo una relación económica, sino que la economía
es un aspecto fundamental de la lucha de clases, por tanto, en la
medida en que la sociedad se apodere de los controles políticos del
estado, el trabajador dejaría de estar, políticamente subordinado y
sin posibilidades de pedir explicaciones (obviamente, estas
peticiones de explicación serían a través de los órganos
colectivos de los trabajadores en los centros de trabajo), y la
relación laboral empezaría a tener un carácter más participativo,
pero todo esto pasa por entender que los ejércitos de desposeídos,
de expropiados, no se pondrán en marcha solos, esos ejércitos
requieren objetivos estratégicos y estos son, junto a la lucha por
los Estados Unidos de Europa, erradicar
los paraísos fiscales, condonación de las deudas soberanas y una
moneda mundial,
Marx habría firmado esto, pero para llevar esto adelante hacen falta
estrategas de clase y dirigentes conscientes, capaces de asumir la
responsabilidad de levantar la bandera del cambio, y para esto sobran
los mariscales de
madera.
jmrmesas
1
de julio de 2012
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