NOTA DE INTRODUCCIÓN
El veinticinco de agosto
del pasado año publiqué este apunte, que vuelvo a publicar porque
me parece que sigue conteniendo elementos importantes para el debate
que se está produciendo en el seno de, lo que podríamos llamar,
sociedad industrializada, sociedad funcional, esa sociedad que
hace que el sistema vaya a media máquina, desde Europa a Japón,
pasando por Estados Unidos, para mantener una actividad mínima, pero
plenamente utilizable, si fuese requerido el esfuerzo.
Lo publico tal cual, sin
ninguna corrección, para que los lectores puedan apreciar si las
diferencias producidas, que las hay, confirman o desmienten la
posición que sostengo en el apunte de entonces.
La vuelta a publicarlo me
la proporciona ese debate social, que a diario, leo o escucho en los
medios, y que cualquier lector puede constatar, y el asunto, estriba
en que, si la sociedad, tiene una posición tan crítica ante el
comportamiento de financieros y políticos, (basta mirar la tira
cómica, en cual quier periódico de estas sociedades), cómo será
posible encontrar alternativas si de quienes espera orientaciones no
las obtienes.
Los llamados a orientar
ese debate son los partidos políticos, en un terreno amplio,
impartiendo directrices y criterios que den pistas de hacia donde nos
dirigimos, y de modo particular, las direcciones políticas de
izquierdas, pero si unos dirigentes políticos no son capaces de
decir más, de lo que se dice en la calle, o los ciudadanos más
cultos, cómo es posible esperar que está crítica feroz se
convierte en política alternativa, si no existe la valentía de ir
más lejos de lo que ya van lo ciudadanos, abandonados de la mano
de dios, evidentemente, no es posible más que esperar
pudrimiento.
Decía Marx, hace 150
años, que el modo de producción de la burguesía nunca será capaz
de extraer toda la potencialidad de las fuerzas productivas, mientras
exista el trabajo asalariado, porque este, termina convirtiéndose en
un obstáculo, como lo fueron, anteriormente, la esclavitud y la
servidumbre de la gleba, y desde entonces, en ciento cincuenta años,
la estructura económica de la sociedad, ha cambiado varias veces,
especialmente, en los últimos veinte o veinticinco años, sin que se
quiera mirar esta realidad, a la cara, ¿Hasta cuando?
jmrmesas
02 de junio de 2012
UN DEBATE SIN DIRECCION
En realidad existe un
debate social que gira en torno a como la burguesía-mercados esta
imponiendo sus propuesta política por vía de hechos, sin que en
este debate de múltiples direcciones, haya ninguna linea que oriente
la dirección en la que debería moverse la economía, y es que, la
economía, es siempre economía política, no solo porque se
genera mediante la explotación de seres humano, posicionados en
situación de inferioridad, sino, además, porque la distribución de
los recursos se hace desde posiciones de fuerza, sea esta física,
política, social que termina haciendo válido los criterios de los
poderosos que deciden el reparto, por lo tanto, la actual situación
de la economía mundial se debe a que el sistema, apercibido de su
increíble dominio de la escena política, señala a los dirigentes
políticos cual es la pauta que debe seguir la sociedad, para seguir
imponiendo su posibilidad de seguir dirigiendo el sistema, asegurando
así, su dominio de clase.
El ataque al euro no es
un simple movimiento financiero especulativo, es sobre todo y
principalmente, una decidida campaña, de la burguesía más
poderosa, la estadounidense, para abortar una posibilidad de
competencia, que saben, suicida, para el propio capitalismo; la
burguesía europea agotó su relevancia política después de la
2GM, y en la actualidad, la única burguesía que tiene los
intereses vitales comprometidos hasta el extremo de considerar que
tales intereses, compromete no solo su seguridad, sino la seguridad
de toda la burguesía en todo el mundo, es la estadounidense, por eso
el ataque al euro, no es solo el ataque a una moneda que podría
disputarle una cuota de poder, y por lo tanto no es negociable su
vigencia, sino que debe desaparecer porque compromete la seguridad
del sistema en su conjunto, por eso se le ataca y debilita y en la
medida, que los burgueses europeos se saben sin objetivos globales,
aceptan el chantaje de las agencias de calificación, pero esta lucha
que se libra sobre las espaldas de los más débiles, podría ser muy
peligrosa para el sistema, si desde algún lugar, surgiera la tesis
del agotamiento y la imposibilidad de revitalizar el capitalismo,
pues unas condiciones de vida digna basada en el pleno empleo y en la
progresión de las fuerzas productivas, son incompatibles con el
capitalismo.
De otro lado,
actualmente, no hay ninguna otra burguesía que tenga el tamaño y
los objetivos capaces de relevar, en la escena política mundial, el
papel preponderante de la burguesía del complejo militar-industrial
estadounidense, y aquellas que podrían ensombrecer este liderazgo,
serían la de los países emergentes, Brasil e India, y/o la extraña
combinación de la buroburguesía china y la naciente burguesía
rusa, pero en todos estos casos se habría de dar un proceso de
maduración que conjugara las condiciones materiales, sociales y
políticas, para que este grupo social llegara a tener consciencia de
unos intereses, para los que el momento histórico de una clase
social en declive no cuenta con el factor tiempo a su favor, por eso,
la economía, los mercados, dictan su política a los gobiernos y
estos aceptan, a regañadientes, los presupuestos empobrecedores para
una sociedad, que atónita, contempla como la política no es nada y
la economía de los “mercados” es todo.
Las medidas que se están
tomando, no discuten este esquema, porque desde todas las esquinas el
discurso es el mismo discurso de aceptación sin que, desde ninguna
de ellas se grite que el sistema está acabado y que se necesita otro
tipo de economía política, que contemple otro tipo de reparto de
los beneficios generados que favorezca a la sociedad que lo
genera, con criterios de igualdad.
Este debate, que los
hechos plantean, encierra una característica positiva, que es el
desacuerdo, que desde diferentes sensibilidades, sectores y capas
sociales se produce, contra el poder que detenta el capitalismo
financiero, esa alianza de la gran industria y la banca, que limita
la circulación del dinero, como medio de someter a la sociedad; más
esta característica positiva -la percepción hostil de los
privilegios de los poderosos- está limitada por la carencia de una
clara consciencia de que el problema no tiene alternativa, sin
introducir importantes modificaciones estructurales, que
inevitablemente harían que el sistema resultara abiertamente tocado,
y son estas limitaciones las que no se plantean desde ningún ángulo
de disidencia.
En esta batalla que
capitanea la burguesía del capitalismo estadounidense contra la
existencia del euro, tiene la desventaja, para la sociedad de la
Unión Europea, en que esta unión es solo una unión ficticia
tendente a favorecer una cierta unión comercial de las dos
burguesías europeas, que tradicionalmente han condicionado la
historia moderna europea, franceses y alemanes, que desde la guerra
franco-prusiana de los años setenta del siglo xix hasta la fecha ha
marcado a la moderna sociedad europea, y por fin, cuando parecía que
Europa se encaminaba en la buena dirección para construir un
prometedor futuro, la crisis económica ha venido a poner las cosas
en su sitio planteando, a escala mundial, que la burguesía, la clase
dirigente que ha marcado los últimos trescientos años de la marcha
del mundo, es el principal obstáculo con el que tropieza la
humanidad para continuar avanzando, y eso significa que si Europa
quiere un futuro de progreso, hay que arrebatarles a los burgueses
europeos la construcción de la Unión Europea,
dotándola de una administración centralizada,
responsable ante la sociedad europea,
representada en un parlamento europeo,
y no sujeta a los vaivenes nacionales de dirigentes, cuando menos,
timoratos y sin visión.
No es posible un nuevo
impulso de las fuerzas productivas sin quitarle al capitalismo sus
privilegios que no hacen sino mermar las posibilidades de progreso,
al convertirse el capital financiero en el regulador que controla
el flujo vital del modo de producción mercantil, el dinero, este
es la savia que alimenta el sistema, y en la medida que esta savia se
acumula en los depósitos ocultos de los santuarios financieros, ante
los cuales, los gobiernos del mundo reculan poseídos del sacrosanto
temor a vulnerar la propiedad privada de los poderosos, deciden
vulnerar la propiedad privada de los débiles aún a costa de la
seguridad y la vida de los mismos ciudadanos que son de hecho y de
derecho los que sostienen el funcionamiento de la sociedad, y los que
con pleno derecho pueden y deben de exigir que dirección es la que
debe tomar la economía.
La debacle económica es
tan profunda, que incluso los burgueses más perspicaces -Warren
Buffet, lo ha iniciado- piden a los gobiernos que les suban los
impuestos, tal vez, temerosos que el diseño de dureza que se perfila
en el horizonte, haga saltar las compuertas de la contención social,
que hasta el momento, solo saltan los jóvenes y ciertos estratos de
elementos concienciados, y sea la sociedad en bloque la que se
desborde, no exigiendo meros cambios cosméticos de gobiernos, sino
condiciones de equidad, planteando la erradicación de esa cueva de
bandidos que son los paraísos fiscales, siendo ahí, precisamente,
donde temen y se duelen, los grandes poseedores de fortuna, que
pudieran llegar la ira de una ciudadanía, exprimida, empobrecida y
angustiada, porque los recortes, no es que no sean la solución, es
que, la inversión productiva no es posible sin cambiar los
presupuestos políticos, sociales y conceptuales de una producción
que no puede estar basada en el consumo de usar y tirar, que hasta el
momento, ha sido el tipo de producción que durante los años sesenta
y siguientes, del siglo pasado, fue el modelo de pleno empleo para
una parte de occidente, que se tomó por el todo, cuando solo alcanzó
a la parte en donde las condiciones hicieron posible un crecimiento
explosivo de las fuerzas productivas, y para que algo parecido se
produjese en la actualidad, sería preciso cambiar el funcionamiento
del capitalismo, y para eso, el debate social que los hechos
plantean, debe salir del limitado circulo de los expertos de las
páginas de economía extendiéndose al conjunto de la sociedad, para
que de este modo, las compuertas de la contención social, no es que
se saltaran, sino que se abrieran de forma consciente, porque
iniciamos una etapa histórica en la que los medios técnicos y
científicos, no pueden quedar al arbitrio de un puñado de expertos
y políticos, cuyas decisiones comprometen al conjunto de la sociedad
durante décadas, sin que esta haya madurado previamente las
decisiones que expertos y políticos, si deciden, en la mayoría de
los casos, por intereses oscuros y retorcidos en nombre de una
sociedad, ajena a tales intereses.
Qué tal debate tomara
una proporción de magnitud mundial haría preciso que los
intelectuales, la universidad, profesionales, sociólogos, docentes,
reflexionaran en voz alta si la sociedad actual, basada en el modelo
económico del capitalismo, tiene la capacidad de garantizar unas
condiciones de vida dignas, para todos los seres humanos, o si por el
contrario, habría que iniciar una búsqueda de alternativas que
superase los límites de una economía competitiva, dilapidadora de
unos recursos limitados y de muy lenta recuperación; si este tipo de
reflexión se produjera, la maduración de la sociedad permitiría
tener un amplio panorama de las posibilidades, haciendo efectiva la
participación de la sociedad, que no solo se limitaría a asentir
las propuestas, que en condiciones normales formulan los políticos
sin cuestionar el sistema, sino que, en la medida en que el debate
iniciado conscientemente con la perspectiva de superar el
capitalismo, comenzando por poner en claro los instrumentos de un
dominio artero, basado en la ocultación del dinero, como medio de
control y regulación, sin ningún tipo de límite legal, -como el
que se da en los paraísos fiscales- dejaría al descubierto la
contribución al progreso de la sociedad que tienen las clases y
capas sociales, demostrando que en la importancia del progreso, el
conjunto social tiene el factor determinante, y que tal factor,
crecería a mayor proporción, en la medida en que esta, fuese
consciente de su real importancia, liberándola de la necesidad de
líderes carismáticos, dirigiéndose a sí misma, por medios de
instrumentos democráticos.
25/08/2011
jmrmesas
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