OTRO BREVE ACERCAMIENTO A LA TEORÍA
LA ECONOMÍA SIEMPRE ES POLÍTICA
Si se mira con detenimiento el modo de producción de mercancías se
llega a la conclusión que su razón de ser no es la mera producción
de objetos, sino que la producción de cosas, por muy variadas y
distintas que puedan ser, es la ganancia, la rentabilidad, algo ya
sabido, pero es lo que está menos explicado, porque al adentrarse en
ella, se entiende por qué al organizar la producción, todo lo que
gira alrededor de la actividad de la producción industrial —habida
cuenta que tal actividad es la causa determinante de la vida de la
civilización mundial que dirige, casi en solitario, el poder
hegemónico de USA— ha de estar supeditado a esta tarea, y como lo
que está relacionado con la producción es la misma vida, la vida
de la sociedad tiene sentido condicionándolo todo a ella,
y tal cosa implica el variado comportamiento de los seres humanos
recorrido por el criterio de la rentabilidad, de la utilidad, que
se infiltra sutilmente en el inconsciente de las personas,
como antes se introducía la idea de que Dios veía tu
conciencia.
Considerando la vida desde esta perspectiva, aun cuando no se sea
consciente de ello, se entiende la potencia moldeadora sobre la
vida del modo de producción, aun cuando ni siquiera se desee
convertirse en un elemento del sistema.
Es esta la razón que determina un complejo mundo de comportamientos
humanos que están destinados a producir, solo riqueza, nada más que
riqueza. Todo lo demás, objetos, conocimientos, sentimientos,
destrucción, sufrimiento, todo está supeditado a la obtención de
riqueza material, y por lo tanto conocimientos, sentimientos,
objetos, están subordinados a la creación de la riqueza material
acumulable, insolidaria, hermética al reparto, acrecentadora de
poder personal, y cuando este es el político, institucional, la vena
autocrática se desvela dominante, (de ahí regicidios y tiranicidios
y genocidios que la historia nos relata), por lo cual, la economía,
que no es otra cosa que una manera de contabilizar recursos, al estar
subordinada al interés de un grupo social, una clase social, se
articula dependiendo del interés exclusivo de la clase que organiza
la vida social. La economía es siempre economía
política porque los modos de producción
a lo largo de la
historia siempre
produce riqueza que beneficia
el interés especifico de la clase dominante,
en ese momento histórico,
por eso, los cambios de gobierno, difícilmente favorece a las
mayorías sociales, porque esos cambios tienen la necesidad de
mantener el sistema funcionando, con las modificaciones
imprescindibles para que no colapse, por eso, cuando una mayoría
social se siente ahogada por las condiciones de vida, se producen
choques de intereses, que se disimulan bajo todo tipo de disfraces,
nacionalismos, religión, estado, raza, todo menos
reconocer que vivir se convierte en esclavitud si no se poseen medios
que garanticen la vida
(Chile, por ejemplo).
Para que los cambios puedan
afectar a las mayorías tiene que abrirse un proceso revolucionario,
que siempre se
ha producido y se producirá dependiendo del ámbito que afecte al
sistema. Cuando el ámbito
esta limitado por una nación, en ese espacio se necesitará que una
mayoría social sea consciente de las desigualdades e injusticias
abriéndose un proceso de profunda crisis política, es decir, que de
no cerrarse se profundizarán los enfrentamientos hasta que la
mayoría social comprenda que los cambios han de afectar a la
propiedad de los medios de producción.
Hoy vivimos un proceso
revolucionario que es mundial, planetario. Primero,
porque las fuerzas productivas que determinan el modo de producción
— en trazos esquemáticos USA (en retroceso moral, como todos los
imperios en su declive), de un lado, y de otro, CHINA (en ascenso
porque se está liberando de ancestrales prejuicios) — tienen como
escenario todo el planeta ya que se disputan los recursos necesarios
en el ámbito mundial. Segundo,
porque descontando al vencedor, o posibles vencedores, el sistema ha
llegado al tope de utilidad histórica, imponiéndose profundos
cambios que han de afectar a la capacidad de decisión que tienen los
poseedores de los medios de producción de agredir a la vida, a las
condiciones de vida, al conjunto del planeta. Tercero,
porque dado que los conflictos, aunque sean nacionales, no se pueden
resolver en el propio ámbito nacional (en el ámbito nacional se
pueden resolver algunos aspectos que pueden introducir cierto alivio,
siempre bienvenido, pero en la medida que existen condiciones que
escapan de las fronteras, sean estas políticas o naturales, se hace
necesario acordar en conjunto,
o aceptar la catástrofe, la extinción lenta, agónica que te
imponen desde fuera los poderosos del mundo). Cuarto,
porque es fantasía considerarse al margen de las corrientes que
dominan la vida social, en cualquier época de la historia, pero
sobre todo, cuando una élite posee medios fabulosos para condicionar
las vidas de multitudes. Quinto,
porque por muchos medios que tenga la élite, NO ES DIOS, son
perishables,
perecederos, batibles, pasables, y sobre todo: LA RAZÓN HISTÓRICA
ESTÁ DEL LADO DE LOS DÉBILES porque se constituyen en la esperanza
de futuro, mejor y más justo. Sexto,
porque financieros muy influyentes del imperio (Raymond Dalio), y
economistas prestigiosos (Galbraith, hijo del fallecido
J.K.Galbraith) pronostican el hundimiento del sistema ante la sed de
acaparar, acumular, terminará destruyendo el capitalismo, que
empobrece la vida de millones de personas en todo el mundo. Séptimo,
porque el modo de producción se ha especializado en la creación de
dinero desvalorizado y ha reducido la producción industrial a
limites de subsistencia, sobrándoles personas que no producen
utilidad económica, porque las personas, para el sistema, son
mercancía desechable.
Todo ello hace de esta etapa
histórica un momento único en donde se verifican, si
se tiene el valor de mirar la realidad de frente,
esta unicidad de diferentes materias combinádose en los ámbitos en
los que son indisimulables: la salud del planeta y sobre todo, las
luchas de los pueblos descoordinadas y atomizadas
y las reacciones desesperadas de los poderosos, concertadas,
cómlices,
justificadas,
que ven desaparecer la tierra donde pisan, porque el afán de
acumular riqueza no tiene más objetivo que impedir a la humanidad
tomar consciencia de sus recursos e impedir de que se aperciban de la
malísima gestión de los administradores, los dueños de los medios
de producción. Queda
claro, que
esta
economía es una economía destinada a favorecer a la élite de
multimillonarios dueños del mundo.
Economía política favorable a la minoría de
banqueros.
DINERO
Dado que acumular riqueza se
puede sintetizar en la acumulación de dinero, y que la abundancia de
dinero, como cualquier mercancía abundante, se desvaloriza porque
no está respaldada por un equivalente industrial, sino solo por la
emisión de papel moneda, dado que el papel moneda puesto en
circulación, lo emite la Reserva Federal del poder hegemónico
emitiendo la moneda de cambio del sistema
obteniéndolo, a coste cero, sin interés, un grupo de privilegiados
financieros, estos disponen de la posibilidad de comprar todo, en
realidad, expropiar
a los ciudadanos
corrientes,
empobreciendo al
conjunto social, en lo
que los expertos denominan efecto
cantillon (un
aristócrata economista del siglo xvii).
Dado que la moneda de cambio es
el dólar, los expertos vaticinan una crisis porque el dólar pierde
valor y los socios comerciales, cansados de costear al sistemas sus
guerras de rapiña, demandan la introducción de otra moneda, es
decir, el equilibrio de fuerzas del sistema mundial es muy
inestable, y aunque nadie salvo el complejo militar industrial USA,
quiere una guerra, esta es la opción deseable del complejo militar
industrial, de ahí, las hostilidades contra Siria, Yemen, Palestina,
Iran, Iraq o Bolivia, o Venezuela, o Hong Kong, o las dos Coreas, o …
es decir, los conflictos locales, regionales, nacionales, se
evalúan en este contexto agónico que recorre el modo de producción
hoy, determinando esa
complicidad criminal de la geopolítica que el conjunto de socios del
complejo militar industrial toleran, a desgana, aun cuando apoyan, en
voz baja los hechos de la potencia cuestionada. Así se podrían
entender, como esa complicidad canalla del juego de la geopolítica
infame para empobrecer a los países cuyas riquezas materiales, o de
posición geoestrategica se persigue para dominar el mundo, para que
los ricos vayan acumulando riqueza y poder —la economía es siempre
política y los
presupuestos, siempre
se elaboran para arrancar riqueza que se volcará en las arcas de los
ricos—, pero las
complicidades tienen un límite. El encierro del periodista Julian
Assange enterrado en una cárcel del Reino Unido, porque se atrevió
a publicar los secretos del complejo militar industrial, montándole
una trampa para cerrarle la boca, podría entenderse como parte de
esa complicidad canalla que traspasado, se convierten en crímenes
mafiosos, desmontando toda la palabrería sobre el Estado
de Derecho que el
sistema y sus aduladores se cuidan de cultivar, demostrando la ley
del embudo.
Con el asesinato del periodista
árabe discrepante Jamal Khashoggi, asesinado y descuartizado vivo en
una sede diplomática, que pretende cerrarse condenando a uno o dos
mindundis cuando,
todos los entendidos consideran a la monarquía saudí y al príncipe
heredero Mohamed Bin Salman como responsable, los límites
traspasados se empiezan a entender, todos, como un
declive mafioso del sistema,
donde las leyes se retuercen como algofifa limpiadora acomodándola
al interés del sistema, cada vez más descarado, soliviantando a los
socios comerciales de la potencia hegemónica que calla ante el
desmán principesco, para sacar ventaja, porque de lo contrario, todo
el tinglado empezará a desmoronarse.
Los crímenes mafiosos se
acumulan en el tiempo, ante la complicidad canalla de los socios
incapaces de elevar la voz exigiendo respetar las normas
internacionales. El reciente asesinato del general iraní Qasen
Soleimani, atraído a Iraq, en una visita oficial, asesinado junto
con su comitiva por decisión del Pentágono, tiene todos los
ingredientes de una trampa mafiosa, pulverizando todos los conceptos
de justicia, de respeto por la ley, cuando todo el objetivo no es
otro que llenarse los bolsillos con el petroleo de Oriente Medio.
Otra vez, acumular riqueza porque, como se trata de demostrar, la
economía es buena si engorda la cartera de los poderosos. Eso es la
economía. Eso es la economía política.
El sistema está en abierto declive, su economía es el latrocinio
dictado y regulado por los banqueros. Sus métodos para arrancar la
riqueza de las naciones, abiertamente delictivos, aun cuando las
leyes las hacen sus parlamentos. Dentro del sistema no quedan
soluciones sin deconstruir su entramado económico, político,
cultural y social que aparta a los ciudadanos de los beneficios, por
ellos generados toda vez que la coordinación de los poderosos contra
los pueblos del mundo es la coalición del poder para expoliar a los
pueblos y esta lamentable situación se extenderá en el tiempo,
tanto como una mayoría social se aperciba que dentro del sistema
capitalista y su modo de producción de mercancías no hay solución
para los problemas de las personas que componen el mundo, porque el
modo de producción cuantifica a las personas en función de
criterios económicos, por eso deshumaniza a las personas y las
convierte en mercancías, rentables o prescindibles.
ESPAÑA LIMITA AL NORTE
En España, los vientos de cambio asusta a los poderosos que han
entendido la profundidad de la crisis del sistema, ese duelo entre la
potencia hegemónica en declive y la potencia que puede simbolizar el
despegue del momento histórico presente hacia un horizonte que puede
ser prometedor si se sintoniza con las corrientes que el mundo
demanda, que puede ser mejor si se acuerda que mundo queremos
construir. Nuestros socios próximos de la Unión Europea no
hostigarán a España y sus instituciones porque saben los delicados
hilos que cosen las costuras de España y de la Unión Europea, y los
carcas enquistados en los entresijos del Estado pondrán todos los
palos en la ruedas para frenar lo que los ciudadanos del Estado se
empeñan en votar: cambiar lo viejo por lo nuevo, porque lo nuevo
apunta a mejor.
Es posible que la situación se
endurezca, se crispe, agudizando los problemas, así mientras lo más
avanzado del mundo (de todo el mundo, en todos los países, los que
viven en el corazón del monstruo, pero también, en los otros), no
comprenda lo necesario que es construir ese thinktank de los pueblos
que sería una nueva internacional
( sería fabuloso que las mujeres, saliendo de la zona de confort
del
feminismo, que
comprendo y apoyo, se pusieran a la cabeza de esta lucha, porque son
más inteligentes, más dialogantes y cultivan la agresividad de modo
más sutil ) capaz de organizar las luchas
atomizadas y sin perspectivas.
Si las condiciones se deterioran,
si se hostiga la política que el gobierno quiere sacar adelante
pretendiendo frenar un despegue cuestionado por el estado
profundo, los
ciudadanos, el pueblo trabajador debería de acudir
a las sedes de los partidos de izquierdas que votaron, apoyándoles y
demandando soluciones, llevando
propuestas positivas que saquen del aletargamiento sumiso con el
sistema, a
los dirigentes,
animándoles a
dinamizar a la ciudadanía,
al pueblo trabajador a
ser el elemento vivificante de la acción política.
Seguro que esto alteraría la economía política en sentido positivo
a favor de los más necesitados.
jmrmesas
trece de enero de dos mil veinte