LA
COMPOSICIÓN HISTÓRICA DEL PSOE
LA
PROVOCACIÓN ES LA OPORTUNIDAD
La
provocación política usada frecuentemente por el dúo
israelo-estadounidense para ensayar y extender la represión, basada
en la teoría de juegos, para forzar al oponente a tomar la opción
más favorable para los intereses propios en esta ocasión ha sido
usada por Podemos para poner al PSOE frente a un dilema que arrastra
desde que la burguesía monopolista comprendió las ventajas de jugar
duro inventándose las reglas que le convenían; desde los aciagos
episodios de la votación de los créditos de guerra, que fracturó
a la socialdemocracia europea, y que el PSOE no experimentó porque
España no participó en la PGM, el partido socialista, un partido
obrero, fundado por un obrero – Pablo Iglesias Posse, un obrero
tipógrafo (trabajar en una imprenta, entonces, debía ser como
acceder a información y conocimientos vedados a la mayoría) – el
partido socialista fue, junto al anarquismo el referente de lo más
sano y decente de la sociedad española de su tiempo, pero al mismo
tiempo que al partido socialista llegaban las profesiones liberales
(médicos, abogados, etc.) que llenaron al partido de figuras
ilustres de la cultura de la época, el partido fue canibalizado
por la ideología
pequeñoburguesa, compensada por la militancia obrera y por el
prestigio del propio fundador.
Esa
canibalización de la pequeña burguesía del partido socialista ha
ido agrandándose en la misma proporción que la clase obrera se
desideologizaba. La composición del PSOE esta llena de la burguesía
venida a menos, llena de pequeñoburgueses, que pasean su
visceralidad pequeñoburguesa por foros como el cascabel,
donde la expulsan, para regocijo de los contertulios, dando rienda
suelta a los lugares comunes más vulgares. La composición
pequeñoburguesa del PSOE no está compensada por una militancia
obrera y sus intelectuales carecen de la altura intelectual de los
Fernando de los Ríos, Verdes Montenegro que elevaron la categoría
del partido socialista; la misma renuncia del marxismo hecha por
Felipe González, chantajeando al partido y rápidamente aceptado por
un congreso de arribistas, hecho en medio de un proceso social donde
la clase obrera acaba de salir de una dictadura fascista, cataloga la
renuncia a la ideología del partido, que lo ha mantenido vivo
durante el largo camino de la represión, como una traición y una
burla a las familias de los cientos de fusilados y represaliados del
partido socialista que lo mantuvieron vivo en el duro camino
recorrido.
Pedro
Sánchez está cogido entre esa panda de arribistas que se sientan en
el comité federal que prefieren hundirse con la burguesía, a la que
suponen todopoderosa, que quiere gobiernos que alienten a los
mercados – por fortuna, cada
vez es más fácil saber quienes son los mercados –, en
esta etapa, solo sesenta y dos, que remangarse y ponerse a trabajar
para reducir
la brecha de la desigualdad, que no se reducirá sola, sino que
habremos de reducirla mediante una lucha que será tanto menos
dolorosa cuanto más participemos y nos vigilemos unos a otros, pues
por qué va a ser Podemos mejor que Syriza sino por apoyarse los
socios mutuamente y cuando se está a punto de desfallecer encontrar
la mano amiga que te ayude a continuar. El duro camino que le queda
por recorrer a Pedro Sánchez si
quiere recuperar al PSOE para la acción política de la clase
trabajadora es
mucho más duro y difícil que el haber obtenido un subidón
electoral –
que habría sido de mayoría absoluta con un frente electoral común
–, que ahora hay que
substanciar llenándolo con el dinero que deben de pagar los más
ricos con impuestos proporcionales a las riqueza, que esto es hablar
claro y no decir eufemismos para no mentar la soga en casa del
ahorcado, pues eso es lo que se esconde tras la jerga patriótica de
la defensa de España — “que no me toquen la moto, que esa moto
tiene dueño”.
Pedro
Sánchez debe apelar a esa base social que no comprendería
una falta de sintonización con
los electores de Podemos – como ya él reconoció – y de Izquierda
Unida, pero apelar a la base militante requeriría algo más que un
llamamiento, requeriría organizarla para la acción política y
recoger el guante lanzado por el dirigente de Podemos para hablar de
los problemas de España y el encaje en la Unión Europea, con luz y
taquígrafos, porque seguro que si eso se hace no pueden derivarse
más que un incremento de la conscienciación y concienciación
política de la mayoría de la ciudadanía, previniendo las maniobras
encubiertas del terrorismo internacional, que desde ya, debe tener a
España en el punto de mira, y no se puede ni se debe perder el
tiempo.
jmrmesas
veintitrés
de enero de dos mil dieciséis
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