jueves, 23 de abril de 2020

AL FIN ES EL FIN DE LA HISTORIA






AL FIN ES EL FIN DE LA HISTORIA

CÓMPLICES ACTIVOS Y PASIVOS

EBERT Y NOSKE CONTRA LA LUCHA OBRERA

Jodeos intelectuales cantamañanas de mierda que un puto obrero que ni siquiera tiene un diploma de la universidad de Aravaca os ha pillado. Pues sí, señores, pues si señor Fukuyama, es el fin de su jodida historia, es el fin del imperio del bien de los cojones ¿O creéis que el capitalismo se reconstruirá después de esta calamidad? No sería decente. No sería justo. Sería inhumano. ¿Donde quedan vuestras lecturas? ¿De qué os ha valido vuestra erudición? Pues sí, es el imperio del bien que agoniza matando, como ha hecho con impunidad y alevosía durante más de medio siglo, contando con vuestro silencio cómplice, y lo sabéis porque vosotros, finos discurridores, exquisitos y hábiles pensadores, no os hace falta ver la pistola humeante en ninguna mano para saber quien es el criminal, pero, discretamente miráis para otro lado y esperáis que escampe para hacer juego florales más tarde.

Lo más desanimante que está ocurriendo ahora no es la pandemia, con su nefasta carga de muertos que hay que cargar en la cuenta de todos los banqueros y patriotas que esconden su dinero en los paraísos fiscales. Que con la complicidad de los bancos centrales reparten dividendos desorbitados y permiten las recompras de empresas y bancos privados para darles más dinero a los más ricos. Lo más desanimante que está ocurriendo es saber como sabemos, como sabéis, como saben todos los medios, todos los que están familiarizados con la tarea de buscar las causas de un hecho es quien está detrás de la aciaga pandemia. Lo saben los más honestos que han denunciado y están denunciando las maniobras financieras de los bancos del complejo militar industial, porque los hechos no ocurren sin una sucesión de previos que llevan a ese resultado.

Durante años han estado ocurriendo previos complicidades que se han ignorado porque se pensaba que habría una mejoría que nunca llegaba a los que de verdad lo necesitan, los más débiles, y la siguen esperando confiando en la buena fe. Nunca llegarán porque existe una legión de contadores de cuentos para adormecer el entendimiento esclarecedor.

La gente acostumbrada a buscar explicaciones a hechos extraordinarios se preguntó cómo cayeron las torres gemelas, porque no les convenció las explicaciones oficiales, y esa gente acostumbrada a la tarea de encontrar respuesta (buenos ciudadanos, gente fiable, patriotas del genero humanos) se organizaron en asociaciones, eran ingenieros y arquitectos por la verdad del 11 de septiembre de 2001, porque ¿Si fueron demolidas?, tuvieron que hacerse con mucha anticipación, con complicidades, activas y pasivas. Las pasivas corrieron a cargo de los silencios y de mirar para otro lado del conjunto de la prensa mundial.

Mi desánimo, ahora, consiste en esa negativa global, esa negativa de todos los que están en disposición de conjeturar con acierto a no querer saber cómo ha ocurrido, a marear la perdiz para no saber y quien esta detrás, porque intuyo miedo a señalar en la dirección correcta. Es exactamente el temor reverencial a chocar contra el poder. ¿O no es eso? Pero si es eso, estaremos animando a los desalmados a continuar con sus prácticas obscenas —fuera de las cámaras, fuera de los focos, fuera de los periódicos, fuera de la crítica constructiva, que les diga como una sola voz, os hemos pillado, ya vale— y no se puede consentir.

Trump acusa a China de ser el causante de la pandemia, y la acusación lleva implícita la voluntad de hacerla adrede, pero ¿Por qué haría China tal cosa si la situación económica le resultaba favorable? ¿Qué interés tendría China en extender la pandemia? ¿Qué ganaba con la extensión? ¿Cómo pudo salir de un lugar donde el confinamiento fue muy rápido? ¿Cómo pudo llegar a lugares tan diferentes? Saber el origen es fundamental. Saber cómo se extendió a lugares tan diferentes es capital, pero este tipo de reflexión parece que se resiste a salir, no obstante un artículo leído en el periódico francés Le Monde hace referencia a una técnica de análisis, la filodinámica que aporta luz sobre el rastro del virus, que consiste en finos trazos, rastros genómicos que el virus guarda de los cuerpos que ha afectado, y que dado que los virus almacenados para el estudio tras las muestras obtenidas de los enfermos son muy similares hace sospechar a los expertos analistas que el contagio no fue de animal a humano. ¿Quiere esto decir que el contagio fue mecámicamente hecho? El lector debe leer la fuente que cito y meditar sobre lo que lee y conoce.

Otro caso especialmente curioso es el contagio del portaaviones francés. El numeroso contagio en el portaaviones francés Charles de Gaulle ha merecido un artículo del diario Clarín. El misterio radica en el hecho de haber abandonado puerto francés en enero, fecha que en Europa aún no se habían detectado enfermos del covid19, para realizar las funciones encomendadas y tener que regresar a puerto en marzo al detectarse el contagio. ¿Cómo se contagiaron los tripulantes? ¿El contagio forma parte de un plan de operaciones de mayor envergadura? ¿Por cuenta de quién?

Hay otro caso de portaaviones, este otro es el USS Theodore Roosevelt y merece mención especial por la actitud de su capitan, que no dudó en arriesgar su reputación y su carrera en defensa de su tripulación.

Pero quizás el más relevante y esclarecedor es el de los experimentos que demandan gran cantidad de dinero sin perspectivas de reembolso porque sus fines no tienen una aplicación práctica comercial. Están destinados a fines inconfesables, obscenos. Esta noticia la recogí e hice un apunte sobre la misma en 2015, aunque la publicación es de 2014 y el investigador es un doctor que trabajaba para un laboratorio de Estados Unidos. Todo ello, me hace suponer que la actual pandemia no es un accidente sino la manera de evitar que la crisis económica fuese recibida por una población sana e indignada de tener que costear una nueva crisis cuando los efectos de la anterior aún están causando daño.

Sí señores pensadores, vuestra honestidad intelectual es más que cuestionable, porque en ningún caso se esperaría de vosotros que os inmoléis, ni siquiera que llaméis a una protesta, y mucho menos a una revolución, pero sí se espera de vuestra inteligencia elementos que aporten claridad para que los legos, como yo podamos entender el complicado mundo en el que vivimos, por eso me parece muy importante recalcar que es el fin de la historia del capitalismo, listos, que no será para mañana ni para pasado mañana, pero sería indecente, que de vosotros saliesen voces llamando a reconstruir un sistema depredador, cuando tras más de medio siglo, tres cuartos de siglo, el capitalismo no ha hecho otra cosa que llenase los bolsillos y asesinar, con la complicidad pasiva de los dirigentes traidores de la socialdemocracia, por eso los nombre de Friedrich Ebert y Gustav Noske están al principio, porque el capitalismo que ahora fenece y que hay que ayudarle a morir, no hubiese sido posible sin la colaboración de los dirigentes traidores embozados en la socialdemocracia.

LA HORA DE ROSA Y KARL

Decía en el ultimo apunte publicado que la izquierda ahora se encuentra en la tesitura de repetir unos nuevos créditos de guerra y me hago cargo de la desorganización de todo lo que atañe a la lucha organizada, pero teniendo en cuenta todo ello y valorando en positivo el convencimiento de todo lo que suponen las creencias en unos determinados principios, ¿no deberíamos esforzarnos para encontrar puntos de nuestra historia en común? Siempre he admirado la honestidad intelectual de Fernando de los Ríos, un hombre de partido, que tuvo el sambenito de dividir el psoe entre socialistas y comunistas, pero ese mismo militante vio claro que economía libre suponía hombre esclavo. ¿Y la libertad? Que fue la pregunta que formuló a Lenin. No me imagino una sociedad socialistas con menos libertades que las que tenemos hoy en Europa. Esas libertades me permiten escribir este apunte y no quiero una sociedad con menos libertades que esta, sino con más, por eso es la hora de Rosa Luxemburgo contra los Ebert y Noske que habitan, hoy, en las organizaciones de la clase obrera, por eso, habremos de estar atentos a las decisiones que nos exijan esfuerzos sin recompensa, ese tipo de peticiones van a ser los constantes créditos de guerra que nos van a exigir los bancos, por eso, además de exigir una sanidad publica debemos exigir la nacionalización de los bancos.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la reconstrucción del capitalismo no hubiera sido posible sin que los dirigentes socialdemócratas europeos se uncieran al carro del vencedor —vivan la caenas— y coadyuvaran a mantener en pie el capitalismo, que sin esa ayuda decisiva no hubiera durado hasta ahora, por eso a Rosa Luxemburgo, roja, socialdemócrata luchadora, comunista se la recuerda con cariño y admiración, como a su compañero de lucha Liebknecht, Karl Liebknecht ambos patriotas del genero humano, como los estadounidenses que luchan por esclarecer que pasó con las torres gemelas en 2001. Rosa Luxemburgo y Kark Liebknecht, socialdemócratas, ambos asesinados con el consentimiento de los jefes de la socialdemocracia, Friedrich Ebert y Gustav Noske, que obtuvieron el agradecimientos de sus burgueses y murieron en sus camas. Estos son execrados. Rosa y Karl admirada, admirado, ambos respetados en todo el mundo. Tomo ejemplo.

jmrmesas
veintitrés de abril de dos mil veinte









No hay comentarios:

Publicar un comentario