AL
FIN ES EL FIN DE LA HISTORIA
CÓMPLICES ACTIVOS Y PASIVOS
EBERT
Y NOSKE CONTRA LA LUCHA OBRERA
Jodeos
intelectuales cantamañanas de mierda que un puto obrero que ni
siquiera tiene un diploma de la universidad de Aravaca os ha pillado.
Pues sí, señores, pues si señor Fukuyama, es el fin de su jodida
historia, es el fin del
imperio del bien de los cojones ¿O creéis que el
capitalismo se reconstruirá después de esta calamidad? No
sería decente. No sería justo. Sería inhumano.
¿Donde quedan vuestras lecturas? ¿De qué os ha valido vuestra
erudición? Pues sí, es el imperio del bien que agoniza matando,
como ha hecho con impunidad y alevosía durante más de medio siglo,
contando con vuestro silencio cómplice, y lo sabéis porque
vosotros, finos discurridores, exquisitos y hábiles pensadores, no
os hace falta ver la pistola humeante en ninguna mano para saber
quien es el criminal, pero, discretamente miráis para otro lado y
esperáis que escampe para hacer juego florales más tarde.
Lo
más desanimante que está ocurriendo ahora no es la pandemia,
con su nefasta carga de muertos que hay que cargar en la cuenta de
todos los banqueros y patriotas que esconden su dinero en los
paraísos fiscales. Que con la complicidad de los bancos centrales
reparten dividendos desorbitados y permiten las recompras de empresas
y bancos privados para darles más dinero a los más ricos. Lo más
desanimante que está ocurriendo es saber como sabemos, como sabéis,
como saben todos los medios, todos los que están
familiarizados con la tarea de buscar las causas de un hecho
es quien está detrás de la aciaga pandemia. Lo saben los más
honestos que
han denunciado y están denunciando las maniobras financieras de los
bancos del complejo militar industial, porque los
hechos no ocurren sin una sucesión de previos que llevan a ese
resultado.
Durante
años han estado ocurriendo previos —complicidades—
que se han ignorado porque se pensaba que habría una mejoría que
nunca llegaba a los que de verdad lo necesitan, los más débiles, y
la siguen esperando confiando en la buena fe. Nunca llegarán porque
existe una legión de contadores de cuentos para adormecer el
entendimiento esclarecedor.
La
gente acostumbrada a buscar explicaciones a hechos extraordinarios se
preguntó cómo cayeron las torres gemelas, porque no les convenció
las explicaciones oficiales, y esa gente acostumbrada a la tarea de
encontrar respuesta (buenos ciudadanos, gente fiable, patriotas del
genero humanos) se organizaron en asociaciones, eran ingenieros
y arquitectos por la verdad del 11 de septiembre de 2001,
porque ¿Si fueron demolidas?, tuvieron que hacerse con mucha
anticipación, con complicidades,
activas y pasivas. Las pasivas corrieron a cargo
de los silencios y
de mirar para otro lado del conjunto de la prensa mundial.
Mi desánimo, ahora, consiste en esa negativa global, esa negativa de
todos los que están en disposición de conjeturar con acierto a no
querer saber cómo ha ocurrido, a marear la perdiz para no saber y
quien esta detrás, porque intuyo miedo a señalar en la dirección
correcta. Es exactamente el temor reverencial a chocar contra el
poder. ¿O no es eso? Pero si es eso, estaremos animando a los
desalmados a continuar con sus prácticas obscenas —fuera
de las cámaras, fuera de los focos, fuera de los periódicos, fuera
de la crítica constructiva, que les diga como una sola voz, os hemos
pillado, ya vale— y no se puede consentir.
Trump
acusa a China de ser el causante de la pandemia, y la acusación
lleva implícita la voluntad de hacerla adrede, pero ¿Por qué haría
China tal cosa si la situación económica le resultaba favorable?
¿Qué interés tendría China en extender la pandemia? ¿Qué ganaba
con la extensión? ¿Cómo pudo salir de un lugar donde el
confinamiento fue muy rápido? ¿Cómo pudo llegar a lugares tan
diferentes? Saber el origen es fundamental. Saber cómo se extendió
a lugares tan diferentes es capital, pero este tipo de reflexión
parece que se resiste a salir, no obstante un artículo leído en el
periódico francés Le
Monde hace referencia a una técnica de análisis, la filodinámica
que aporta luz sobre el rastro del virus, que consiste en finos
trazos, rastros genómicos que el virus guarda de los cuerpos que ha
afectado, y que dado que los virus almacenados para el estudio tras
las muestras obtenidas de los enfermos son muy
similares hace sospechar a los expertos analistas que el contagio no
fue de animal a humano.
¿Quiere esto decir que el contagio fue mecámicamente hecho? El
lector debe leer la fuente que cito y meditar sobre lo que lee y
conoce.
Otro
caso especialmente curioso es el contagio del portaaviones francés.
El numeroso contagio en el portaaviones francés Charles de Gaulle ha
merecido un artículo del diario Clarín.
El misterio radica en el hecho de haber abandonado puerto francés en
enero, fecha que en Europa aún no se habían detectado enfermos del
covid19, para realizar las funciones encomendadas y tener que
regresar a puerto en marzo al detectarse el contagio. ¿Cómo se
contagiaron los tripulantes? ¿El contagio forma parte de un plan de
operaciones de mayor envergadura? ¿Por cuenta de quién?
Hay
otro caso de portaaviones, este
otro es el USS
Theodore Roosevelt y
merece mención especial por la actitud de su capitan, que no dudó
en arriesgar su reputación y su carrera en defensa de su
tripulación.
Pero
quizás el más relevante y esclarecedor es el de los experimentos
que demandan gran cantidad de dinero sin perspectivas de reembolso
porque sus fines no tienen una aplicación práctica comercial. Están
destinados a fines inconfesables, obscenos. Esta noticia la recogí e
hice un apunte sobre la misma en 2015, aunque la publicación es de
2014 y el investigador es un doctor que trabajaba para un laboratorio
de Estados Unidos. Todo
ello, me hace suponer que la actual pandemia no es un accidente
sino la manera de evitar que la crisis económica fuese
recibida por una población sana e indignada de tener que costear una
nueva crisis cuando los efectos de la anterior aún están causando
daño.
Sí señores
pensadores, vuestra honestidad intelectual es más que cuestionable,
porque en ningún caso se esperaría de vosotros que os inmoléis, ni
siquiera que llaméis a una protesta, y mucho menos a una revolución,
pero sí se espera de vuestra inteligencia elementos que aporten
claridad para que los legos, como yo podamos entender el complicado
mundo en el que vivimos, por eso me parece muy importante recalcar
que es el fin de la historia del capitalismo, listos,
que no será para mañana ni para pasado mañana, pero sería
indecente, que de vosotros saliesen voces llamando a
reconstruir un sistema depredador, cuando tras más de
medio siglo, tres cuartos de siglo, el
capitalismo no ha hecho otra cosa que llenase los bolsillos y
asesinar, con la complicidad pasiva de los dirigentes traidores de la
socialdemocracia, por eso los nombre de Friedrich Ebert y Gustav
Noske están al principio, porque el capitalismo que ahora fenece y
que hay que ayudarle a morir, no hubiese sido posible sin la
colaboración de los dirigentes traidores embozados en la
socialdemocracia.
LA HORA DE ROSA Y
KARL
Decía en el ultimo
apunte publicado que la izquierda ahora se encuentra en la
tesitura de repetir unos nuevos créditos de guerra y me hago
cargo de la desorganización de todo lo que atañe a la lucha
organizada, pero teniendo en cuenta todo ello y valorando en positivo
el convencimiento de todo lo que suponen las creencias en unos
determinados principios, ¿no deberíamos esforzarnos para
encontrar puntos de nuestra historia en común? Siempre he
admirado la honestidad intelectual de Fernando de los Ríos,
un hombre de partido, que tuvo el sambenito de dividir el psoe entre
socialistas y comunistas, pero ese mismo militante vio claro que
economía libre suponía hombre esclavo. ¿Y la libertad? Que fue la
pregunta que formuló a Lenin. No me imagino una sociedad
socialistas con menos libertades que las que tenemos hoy en Europa.
Esas libertades me permiten escribir este apunte y no quiero una
sociedad con menos libertades que esta, sino con más, por
eso es la hora de Rosa Luxemburgo contra los Ebert y Noske que
habitan, hoy, en las organizaciones de la clase obrera, por eso,
habremos de estar atentos a las decisiones que nos exijan esfuerzos
sin recompensa, ese tipo de peticiones van a ser los constantes
créditos de guerra que nos van a exigir los bancos, por
eso, además de exigir una sanidad publica debemos exigir
la nacionalización de los bancos.
Tras el final de la
Segunda Guerra Mundial, la reconstrucción del capitalismo no hubiera
sido posible sin que los dirigentes socialdemócratas europeos se
uncieran al carro del vencedor —vivan la caenas— y
coadyuvaran a mantener en pie el capitalismo, que sin esa ayuda
decisiva no hubiera durado hasta ahora, por eso a Rosa
Luxemburgo, roja,
socialdemócrata luchadora, comunista se la
recuerda con cariño y admiración, como a su
compañero de lucha Liebknecht, Karl Liebknecht
ambos patriotas del genero humano, como los estadounidenses
que luchan por esclarecer que pasó con las torres gemelas en 2001.
Rosa Luxemburgo y Kark Liebknecht, socialdemócratas, ambos
asesinados con el consentimiento de los jefes de la socialdemocracia,
Friedrich Ebert y Gustav Noske, que obtuvieron el agradecimientos de
sus burgueses y murieron en sus camas. Estos son execrados. Rosa y
Karl admirada, admirado, ambos respetados en todo el mundo. Tomo
ejemplo.
jmrmesas
veintitrés de abril de dos mil veinte
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