TRABAJO
ABSTRACTO
El
empobrecimiento social que se concreta en una masa creciente de
ciudadanos que ven mermado su nivel de ingresos y por tanto sus
condiciones de vida, es la contradicción que se vuelve cada vez más
aguda porque contrasta vivamente con la manifestación de la riqueza
que anuncia la publicidad y que está disponible si se tiene el
dinero suficiente para acceder a ella. Parece una perogrullada
porque es innecesario decir lo evidente, pero lo evidente no lo es
tanto si se quiere analizar cómo y por qué.
TIEMPO
DE TRABAJO SOCIALMENTE NECESARIO
Tiempo
de trabajo socialmente necesario es el promedio de la cantidad de
trabajo necesario para fabricar una mercancía tipo, por ejemplo, un
transistor de potencia, si el tiempo medio de fabricación es de xt,
el fabricante que consiga disminuir x, (xt-1), tendrá una ganancia
extra sobre la plusvalía mayor que el promedio que lo hace en x, y
por supuesto, rebasar x, (xt+1) es ruinoso y el fabricante tiene que
cerrar o fabricar otra cosa.
Cuando
Marx dice, “El
intercambio de trabajo vivo por trabajo objetivado, es decir, el
poner el
trabajo social
bajo la forma de antítesis
entre el capital
y el trabajo,
es el último desarrollo de la relación de valor y
de la producción fundada en el valor.”
… …
…
...esta
diciendo que la producción de mercancías
se agota cuando el tiempo de trabajo, humano,
se vuelve irrelevante
porque la dependencia de la producción de mercancías está
vinculada al
tiempo de trabajo humano
que es el que produce la plusvalía
de la que se apropian los
dueños de los medios de producción,
y por tanto, cuando el nivel de la ciencia y la tecnología aplicada
a la producción adquiere, de
manera creciente,
importancia
determinante,
cuando la ciencia y la tecnología ponen
en movimiento máquinas, procedimientos, nuevos materiales
calculados,
para allanar obstáculos a la producción industiral,
la dependencia del tiempo de trabajo humano, de
la fuerza de trabajo,
pierde validez y el modo de producción sustentado en la obtención
de la plusvalía ha llegado a ser un obstáculo para la sociedad,
porque impide el progreso, primero porque aparta de la educación y
la cultura a la mayoría social, base indispensable de una sociedad
altamente tecnificada, como le es la que predomina en el mundo, hoy,
segundo, porque la burguesía está estrechamente organizada a través
de instituciones internacionales, foros y acuerdos para evitar una
competencia suicida, reduciéndose ésta mediante la monopolización,
la cartelización que
la mantiene en límites aceptables para la élite
del uno por ciento, en consecuencia, frena, ese modo de producción,
este modo de
producción actual
impide el progreso, porque la plusvalía producida es minúscula
y la ganancia tiene que hacerse empobreciendo
a la fuerza de trabajo misma,
haciendo recortes que afectan a la reproducción de la fuerza de
trabajo, disminuyendo salarios, atacando las libertades que permiten
la organización de la fuerza de trabajo, empobreciendo el
aprendizaje, encareciendo la cultura, y, cuando el
ejercito de reserva,
que era, que es, el
paro endémico,
este ejercito
de reserva ya no es necesario
hace su aparición de terror un ángel exterminador.
… … y
continúa el párrafo, “El supuesto de esta producción es y sigue
siendo, la magnitud del tiempo de trabajo, el cuanto de trabajo
empleado como factor decisivo de la producción de la
riqueza. En la medida, sin embargo, en que la gran industria se
desarrolla, la producción de la riqueza efectiva se vuelve menos
dependiente del tiempo de trabajo, y del cuanto de trabajo empleados,
que del poder de los agentes puestos en movimiento durante el
tiempo de trabajo, poder que a su vez -su poderosa eficacia-
no guarda relación alguna con el tiempo de trabajo inmediato que
cuesta su producción, sino que depende más bien del estado
general de la ciencia y del progreso de la tecnología, o de la
aplicación de esta ciencia a la producción. (El
desarrollo de esta ciencia, esencialmente de la ciencia natural y con
ella de todas las demás, está a su vez en relación con el
desarrollo de la producción material.) La agricultura, por ejemplo,
se transforma en mera aplicación de la ciencia que se ocupa del
intercambio material de las substancias, de como regularlo de la
manera más ventajosa para el cuerpo social entero. La
riqueza efectiva se manifiesta más bien -y esto lo revela la
gran industria- en la enorme desproporción
entre el tiempo de trabajo empleado y su producto, así como en la
desproporción cualitativa entre el trabajo, reducido
a su pura abstracción, y el poderío del proceso de
producción vigilado por aquel. El trabajo ya no aparece como
recluido en el proceso de producción sino más bien que el hombre se
comporta como supervisor y regulador con respecto al proceso de
producción mismo. (Lo dicho sobre la maquinaria es válido
también para la combinación de las actividades humanas y el
desarrollo del comercio humano.) El trabajador ya no introduce el
objeto natural modificado, como eslabón intermedio, entre la cosa y
sí mismo, sino que inserta el proceso natural, al
que transforma en industria, como medio entre si mismo
y la naturaleza inorgánica, a la que domina.
Se presenta al lado del proceso de producción, en lugar de ser su
agente principal. En esta
transformación lo que aparece como el pilar fundamental de la
producción y de la riqueza no
es ni el trabajo inmediato ejecutado por el hombre ni el tiempo que
este trabaja, sino
la apropiación de su propia fuerza productiva general,
su comprensión de la
naturaleza y su dominio de la misma gracias a su existencia como
cuerpo social. El robo de tiempo de trabajo ajeno,
sobre el cual funda la riqueza actua la riqueza no es ni el trabajo
inmediato ejecutado por el hombre ni el tiempo que este trabaja, sino
la apropiación de su propia fuerza productiva general, su
comprensión de la naturaleza y su dominio de la misma gracias a su
existencia como cuerpo social; en una palabra, el desarrl,
aparece como una base miserable comparado con este fundamento, recién
desarrollado, creado por la gran industria misma. Tan pronto como el
trabajo en su forma inmediata ha cesado de ser la
fuente -gran fuente- de riqueza, el tiempo de trabajo deja,
y tiene que dejar, de ser su medida y por
tanto el valor de cambio deja de ser la medida del valor de uso.”
Para mí, todo
este párrafo, todo el conjunto, siempre me resultó muy claro, denso
y anticipador y en estos días adquiere una significación especial,
por eso lo transcribo, esperando que el lector vea mucho más de lo
que yo he podido extraer.
ELEMENTOS
FUNDAMENTALES PARA LA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA (Grundrisse)
Editorial Sigloxxi 8ª edición, pgs 227-228-229
Los
subrayados y negrita que hago me han permitido comprender mejor el
conjunto del discurso de Marx. Lo que está fuera del entrecomillado
es de mi opinión, que al estar en medio del párrafo es posible que
alguien pudiera creer que quiero colar de matute,
en este
intento absurdo de trasladar al seno de la izquierda el discurso
inabordable e inabordado, de la caducidad del capitalismo con la
intención de marcar territorio entre los intereses de la burguesía
y los intereses del pueblo trabajador.
Siguiendo,
en este propósito de argumentar las razones de la obsolescencia del
modo de producción de mercancías, como freno, impedimento del
progreso humano, es oportuno señalar que el reflejo más tangible,
palpable, del trabajo abstracto es el dinero, el cual permite acceder
a cualquier mercancía, si se cuenta en la proporción adecuada.
Probablemente
sea difícil asociar una cantidad de dinero con la posibilidad de
hacer innecesario el trabajo humano, pero cuando Marx analizó la
dinámica del proceso de producción de mercancías,
la automatización del trabajo, la inteligencia artificial, aún
quedaba muy lejos, y ya vislumbraba la posibilidad de considerar
superflua la explotación del trabajo humano. Entonces, ni la
producción ni las ciudades eran como hoy, recorridas por
infraestructuras sanitarias, de vías de comunicaciones,
electrificadas, comunicadas por redes, y lo que es más importante,
con poblaciones cultas y preparadas. Contra esos ciudadanos,
pobladores, va el anónimo
coronavirus,
ya imaginado en octubre de 2019 en una simulación.
Y,
entiéndase bien, ni Marx decía, y mucho menos yo digo, que se haya
acabado, ya, con la necesidad de trabajar, lo
que se dice es que hay que acabar con la explotación de los seres
humano,
hay que acabar con el trabajo explotador.
Hay que acabar
con una economía que nos lleva a la catástrofe.
Veré
si consigo explicarme. El
dinero tiene valor, incluso si su presentación es papel, porque
es la expresión del tiempo de
trabajo
socialmente necesario,
aceptado y respaldado por los Estados
Nacionales por eso,
vigilar que su valor no sea alterado, fraudulentamente, está penado
y perseguido, y la moneda del comercio internacional, el dólar, pese
a las diferencias, se acepta porque vehiculiza los intercambios
incluso entre países enfrentados porque las reglas que informan el
proceso están claras. Por eso, cuando las reglas están variando
—como actualmente—, los Estados que se encuentran perjudicados
quieren un nuevo Bretton Woods
que, evidentemente, EEUU rechaza porque sería el
ultimo clavo en el ataúd de su hegemonía como director de la escena
mundial.
Desde este
punto de vista, las inyecciones de dólares que la reserva federal de
EEUU, sin más respaldo que la voluntad propia de introducir liquidez
en su mercado nacional para que Wall Street siga funcionando, se
interpreta internacionalmente como una decisión unilateral para
obtener ventaja, siendo un punto de fricción, que muy bien podría
explicar las tensiones económicas.
Continuando
el intento de entender como el tiempo de trabajo ha dejado de ser
imprescindible cuestión de vida o muerte, la
parálisis del proceso productivo internacional,
dictada para prevenir el contagio, viene
a demostrar como la producción puede continuar en sus funciones
vitales prescindiendo del trabajador.
En estos momentos solo el sector de la sanidad, es el único
indispensable, que está
sobrecargado,
extenuado,
porque el proceso productivo está centrado en la obtención de
beneficios,
ganancias,
y no, y
nunca lo ha estado centrado en satisfacer las necesidades de la
sociedad, de
la humanidad. Ese
dinero, que expresa el trabajo abstracto, que
potencialmente podría crear más riqueza útil para la humanidad,
ese dinero, ese
potencial de valor,
que hemos generado
entre todos, está
detenido, paralizado, retenido, represado en los santuarios
financieros, en los paraísos fiscales, para mayor gloria de los
millonarios que lo han escondido en ellos para
no pagar impuestos.
Puede
resultar difícil entender como el trabajo abstracto, ese increíble
volumen de la riqueza patrimonial, conseguida por la humanidad, en el
transcurso del proceso histórico, detentada por la élite que
encabeza el uno por ciento mundial, oculta en los santuarios
financieros, los paraísos fiscales, que es del orden de cientos
de billones de dólares
esté ociosa, pues incluso, sin discutir el derecho de propiedad, ese
volumen de capital ocioso debe ser considerado de
utilidad pública y obligado, por ley,
a ser invertido en la producción de mejoras
sociales, en la educación pública,
en infraestructuras públicas
y alejado de la industria de armas,
y si sus propietarios no aceptaran,
deberían ser gravados en proporción creciente.
Que los gobiernos, los Estados consientan la acumulación, la
congelación de dinero sin invertir, solo puede entenderse desde la
perspectiva de dominar y empobrecer a la humanidad,
conscientemente,
y la sociedad,
la humanidad deber reaccionar contra esta práctica,
considerándola criminal, exigiendo su invesión en
fines sociales.
EL SALTO:
DE LA
PRODUCCIÓN A LA ESPECULACIÓN
Un modo de
producción, por definición debe producir, y el modo de producción
de mercancías está nucleado alrededor de la obtención de la
ganancia por sobre todas las cosas. El emprendedor se pone en
marcha animado en la perspectiva de obtener beneficio, no tanto en
hacer una aportación a la sociedad como en la consecución del
beneficio y el salto se produce cuando, deslocalizando la producción
ha sido posible disparar la especulación, inflar artificialmente el
precio de las mercancías deslocalizando el mercado, es
decir, cuando se han producido mercancías solo al alcance,
accesibles, disponibles a la burguesía y sus gobiernos. Estas
mercancías son la energía fósil, a la
ingeniería financiera y la industria de
armamento. Estas mercancías hacen posible la especulación y
el producto más acabado de este ciclo son las monedas virtuales. El
bitcoin es la expresión fiel del capital mopolista,
el capital financiero pues es la pulsión de crear dinero sin crear
valor toda vez que obedece al interés de separar el dinero de los
ricos de la manipulación de los banqueros y sus gobiernos.
Trataré de
hacerme entender. Lo más interesante del bitcoin es la posibilidad
de utilizar la cadena de bloque como base, sin posibilidad de fraude,
de la discusión de un nuevo Bretton Woods para la
sustitución de la moneda de cambio internacional, es decir,
del dólar, fijando, como el bitcoin una cantidad
tope, revisable de acuerdo con las condiciones
internacionales.
El bitcoin,
a diferencia del dinero aceptado como depositario de trabajo
abstracto, como valor de cambio, como expresión del tiempo de
trabajo socialmente necesario, carece de estos atributos porque el
minero inversor, que aporta su esfuerzo a la cadena de bloque
lo hace a un muy alto coste de energía eléctrica, es decir,
para conseguir un reducido numero de monedas —bitcoin— se
requiere un alto consumo de energía para producir un bien, una
mercancía, solo disponible para una élite especuladora
y para mayor escarnio el coste de esa energía la financian todos los
usuarios. Eso, a mi corto entender, es producir con perdidas que se
endosan al conjunto del sistema. La conclusión de está etapa del
capitalismo de especulación debería ser que este sistema se
ha convertido en un lastre porque el incentivo que le hace
funcionar es el beneficio, el lucro de una minoría que se ha quedado
sin espacio para la competición, pues esa práctica, en la que
los ricos se disputan los recursos del planeta, nos está
llevando de cabeza a la catástrofe.
LA IMPRONTA
DEL SISTEMA EN LA CONSCIENCIA SOCIAL
Definiría
la impronta como la percepción no consciente que deja un impacto,
una huella en el imaginario colectivo.
Este
capítulo, por tanto, es una ligera noción, un breve apunte sobre el
efecto que obra en las personas el funcionamiento del sistema porque
las deshumaniza inculcándoles unos sentimientos que
potencian la insolidaridad, y esos sentimientos están
en abierta contradicción con la esencia primordial
del ser humano, que si ha llegado hasta aquí ha sido porque el ser
humano es un ser social, cooperativo, solidario y compasivo, pues sin
esos atributos, la civilización, la reunión de una grey que
necesita agruparse para protegerse y defenderse de una naturaleza
inclemente, organizándose para terminar construyendo ciudades, la
civilizaciónes, aquellas entonces, esta
hoy, no seria posible. No
existiria. El ser humano no existiría, sería un primate
indistinguible de otros animales. Se impone, por tanto, encontrar una
alternativa que permita un tipo de sociedad más solidaria y
cooperativa.
Me alegraba
y es posible que me alegre ver en la calle gente de otras culturas,
otras razas, otras gentes, y me alegraría poder dirigirme a ellas,
en su lengua, que nunca consideraría un demérito de la mía, el
español, porque, … ¿si nos hieren?, ¿no sangramos? ...
Esta
pandemia es una guerra mundial emprendida para salvar una
ínfima parte de la riqueza de unos pocos, insolidarios, que tiran la
piedra y esconden la mano.
jmrmesas
veintiuno
de marzo de dos mil veinte
Este apunte
no gusta al capitalismo. No hagas piña con él y pásalo.
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