EUROPA
OBJETIVO ENCUBIERTO
He
observado en diferentes medios y diferentes momentos al presidente de
EEUU, señor Trump en el que se hacen referencia a la proximidad del
presidente Trump estrechando la mano de otros políticos que han sido
posteriormente diagnosticados por contagio del covid19. ¿Qué se nos
pretende transmitir? ¿Que el personal de protección sanitaria
asignado, no funciona? ¿Qué es inmune? ¿Por qué es inmune?
¿Existe una vacuna? Son ideas que acuden a mi cabeza al ver las
fotos.
En
otro orden de cosas, y entrando en el objeto de este apunte. Empieza
a vislumbrarse que el objeto de la pandemia podría ser el señuelo
para disimular la crisis económica de tal manera que al socaire del
virus se pudiese manipular la crisis económica de forma que creara
el menor ruido posible entre la ciudadanía toda vez que la enorme
mayoría social del conjunto del planeta no ha salido de la crisis
anterior (la abierta por la quiebra del banco Lehman Brothers), que
todos los gobiernos interesados han dado por cerrada, superada,
habiendo de suponerse, desde la óptica de los balances financieros,
que no desde el empobrecimiento experimentado por la ciudadanía
mundial.
El
objeto de mi apunte no es entrar en los pormenores de la economía,
algo que podemos dejar a los expertos que tienen la información
puntual necesaria como para hacer el cuadro de conjunto, que luego
nos venderán con el matiz que convenga. Mi idea está más en
consonancia con lo que dice el señor Murray
Smith, profesor en una universidad de Canadá, que en
resumen viene a decirnos que el acierto de Marx, cuando combate y
critica al capitalismo no estriba en que este sea o no injusto —que
lo es— sino que Marx fundamenta su combate en la tasa
decreciente de la producción de plusvalía y en el derroche
obsceno de trabajo humano y cómo este derroche de trabajo, cómo
este desperdicio de tiempo de vida impide a los seres humanos acceder
a la cultura, a su formación como persona que les convertirá
en seres libres, y por tanto, el modo de producción de
mercancías está destinado a desaparecer superado por un medio de
producción superior, al que pone fecha de caducidad, y esta
genialidad, digo yo, la expresa cuando dice “El
intercambio de trabajo vivo por trabajo objetivado, es decir, el
poner el trabajo social bajo la forma de antítesis entre el capital
y el trabajo, es
el último desarrollo de la relación de valor y de la producción
fundada en el valor.”
que me he permitido subrayar, y este es el motivo por el que parece
que Europa está siendo puesta en cuarentena, con una
sutil presión que atenúe el impacto de la crisis económica
venidera, de tal forma que los recortes futuros, económicos,
sociales y políticos sean asumibles por la cuantía de dinero que se
ha tenido que invertir en paliar los efectos de la pandemia del
virus, de forma que este sea la tapadera de la crisis que se ha
venido gestando desde la mitad de la décaa pasada, durante la cual,
el complejo militar industrial ha aprendido a enmascarar sus
intenciones e intereses.
A
diferencia de todos aquellos que consideran a Europa como un
continente sin futuro, envejecido y falto de tono como para enfrentar
los retos de una sociedad moderna, creo, lo he venido diciendo en el
tiempo que este cuaderno de apuntes ha estado en la red, que Europa
cuenta con la masa social necesaria y suficiente como para
encabezar el cambio radical que supondría la transición a un
modo de producción superior al modo de producción de mercancías,
porque encierra el núcleo de las contradicciones que el conjunto
internacional tiene, encerrado en el espacio que dio origen al
capitalismo. Por eso, todos los analistas con los que cuenta el
sistema alimentados en esos thinktank saben que una guerra
convencional no tiene sentido, no tanto por las posibilidades de
derivar en un holocausto sino porque la ciudadanía europea, digamos,
cómodamente adormecida por las ventajas de subsistir,
podría ponerse las pilas y actualizarse en modo
revolución, con la ventaja añadida de tener antecedentes
históricos, políticos y organizativos, que ha
supuesto todo el siglo xx: como quien dice, ayer mismo.
Todo
esto, sin contar con la pléyade de intelectuales entretenidos en
contar cuentos desveladores y develadores con los que se ganan la
vida, pues en los thinktanks no hay para todos y de algo hay que
vivir, cuando lo que de verdad estaría a la altura intelectual de
sus capacidades sería explicarnos como emplear ese big-data
capaz de modificar el comportamiento de los virus, genéticos,
informáticos y lo que es más importante, capaz de construir el
hombre nuevo, dicho en el término clásico que define a la mujer
y al hombre en un estadio más elevado.
Como
dicen aquellos que pretenden estar al loro, esta pandemia es una
crisis y una oportunidad. Pues eso. También la oportunidad puede
significar el despertar de la ciudadanía europea capaz de aglutinar
a ambos lados de los océanos a los pueblos del mundo construyendo un
mundo nuevo, que el lo que temen los que ahora viven en el paraíso
terrenal disfrutando del mundo, solo ellos.
Las
crisis económicas vienen demostrando que las fronteras no son más
que construcciones imaginarias para defender la patria del rico.
Los
desastres nucleares, Three Mile Island-Chernobil-Fukushima demuestra
que no hay fronteras para las consecuencias, y los efectos pueden
modificar la vida más allá del origen del desastre, así como los
incendios de la amazonia o Australia, nos afecta al conjunto de los
seres vivos del planeta, hombre, animales, plantas. Cuando las
fuerzas productivas actuales, con capacidad para destruir la vida en
el planeta varias veces, sus consecuencias, las consecuencias de
estas fuerzas productivas actuales nos están mandando un mensaje que
nos advierte de la necesidad de la cooperación entre diferentes,
pues no hay espacio para la competencia. Los dirigentes de las
grandes potencias pueden aplicarse a una mayor cooperación en
defensa del conjunto de los ciudadanos y no en defensa de las
élites que detentan la propiedad en cada
nación. Si así lo hicieran, la búsqueda consensuada de un modo
de producción superador del modo de producción de mercancías
podría ser aceptado socialmente. Incluso, tolerando un discreto
paraíso terrenal para la élite, a condición de tener un cómodo
purgatorio aceptable
para el resto de los mortales. La estructura social podría ir
cambiando gradualmente de tal manera que fuera reconocida y
reconocible, por el conjunto social, claro que eso supondría
restituir al planeta los cuantiosos fondos atesorados en los paraísos
fiscales en forma de proyectos que revirtieran los efectos
devastadores del modo de producción que agoniza, y que tan jugosos
beneficios a producido a la élite y sus estructuras de poder.
Si
por el contrario eligen la confrontación y la fuerza pueden ser
barridos por la fuerza de la historia, como obstáculo destruible. Es
preferible el ejemplo de China que envía a Italia un avión con
treinta toneladas de ayuda clínica y un equipo puntero de doctores e
investigadores de la pandemia, mientras Bruselas se lo sigue
pensando.
jmrmesas
catorce
de marzo de dos mil veinte
Este
apunte no gusta al capitalismo. No hagas piña con él y pásalo
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