LA
CONTINUACIÓN
( LO
POSITIVO ES LO NEGATIVO )
El
papa Francisco quiere rehabilitar al fraile agustino Martín Lutero
porque la Iglesia de su tiempo no era nada ejemplar, y un amigo me
plantea que la división entre socialismo y comunismo no encierra
ninguna contradicción tan estrepitosa como la que la habida entre
católicos y protestantes y a mí me parece que esa división –
socialismo-comunismo – por suave que se quiera, tiene una
contradicción fundamental, que es que si el socialismo debe
depender de una alianza entre burguesía y proletariado, clases
diferentes poseen objetivos estratégicos y tácticos diferentes que
generan diferentes prioridades y entonces nunca se estará en pie de
igualdad porque las decisiones capitales, importantes, fundamentales
estarán hipotecadas a la clase que tiene todos los instrumentos del
poder en sus manos, y la historia nos ofrece ejemplos de ello en los
102 años transcurridos desde la votación de los créditos de guerra
por los socialistas alemanes, franceses y belgas de entonces.
Una
reconciliación formal no tendría sentido, como no lo tiene una
condena retórica de la traición de aquello porque tenemos ejemplos
recientes, propios y foráneos que demuestran de que lado se vence la
balanza cuando el compromiso requiere tomar una decisión importante.
La decisión del Comité Federal del PSOE de avalar la investidura
del presiente del consejo de ministro del rey Felipe VI, señor
Rajoy se entiende solo por el hecho de conservar los escaños, como
una compensación a la élite de funcionarios del partido que está
en abierta contradicción con la relación de fuerzas de la
ciudadanía, que se expresó en las dos elecciones precedentes
deshecha, no por voluntad de la base sino por el poder de una élite,
enfeudada al capital financiero.
El
ejemplo foráneo que abre camino al andar, fue la designación
de la señora Hillary Clinton por el Comité Nacional Demócrata. Ese
comité sabía, porque tenía medios suficientes y necesarios, que la
elección presidencial tendrían muchas posibilidades de darlas por
perdida porque el candidato con posibilidades frente a Donald Trump
era Bernie Sanders, pero Sanders arrastraba tras de sí una amplia
base de jóvenes que querían transformar el país y eso asustaba al
complejo militar industrial, cuya representante H. Clinton estaba
marcada, primero por su relación con la actividad del ISIS-Daesh,
las fugas de información y lo más importante, las medidas tomadas
por el ex presidente Clinton liberando a la banca de los controles
institucionales, la ley Glass-Steagall, que preveía crisis como la
de 1929, permitiendole, al capital financiero, una actividad salvaje,
que posteriormente terminaría abriendo la actual crisis económica,
y que, ese capital financiero recompensó, premiando al ex
presidente, devenido en conferenciante con disertaciones muy bien
pagadas, saneando la cuenta corriente de la familia Clinton.
Se
que el Partido Demócrata de USA no es un partido socialista, aunque
dentro del mismo pueda haber asociados que tengan esa ideología,
como es Sanders, pero el ejemplo me vale en el sentido que decía en
la primera parte de este apunte, antes de mi intervención
hospitalaria: el sistema capitalista no puede permitir el acceso al
Estado de fuerzas de izquierdas porque todo ello puede desencadenar
la tormenta imperfecta, o sea, gente imprevisible en el aparato del
Estado, ligada a una base popular, y Sanders representaba esa
tormenta imperfecta, por tanto se optó por Hillary, aún cuando la
contrapartida fuese Trump: ¿La tormenta perfecta? A su debido
tiempo me mojaré con mi conjetura.
CONSTRUIR
LA SOCIALDEMOCRACIA ORIGINAL
El
sistema da señales de agotamiento, de descomposición y esas
señales, en principio, económicas, son las deudas, publica, y de
las familias. Los analistas que siguen y comparan las señales,
convienen en reconocer que la crisis actual que está cercana a la
década, es
muy profunda,
— Eso es lo que preocupa a
los organismos económicos internacionales como el FMI o el Banco de
Pagos Internacionales (BPI). El FMI acaba de informar que la deuda
global está en un máximo histórico. Excluyendo el sector
bancario, el sector no financiero (empresas, hogares y gobiernos) de
la deuda se ha más que duplicado desde el cambio de siglo,
alcanzando 152 billones de dólares el año pasado, y todavía está
en ascenso. Si se incluye el sector bancario, McKinsey estima que la
deuda total alcanza los 200 billones de dólares. —y
que la economía productiva no invierte porque el grado de
incertidumbre, a todos los niveles es de parálisis. Esa parálisis
no es solo la certidumbre de la desconfianza de una ciudadanía
madura, es sobre todo la exigencia del capital financiero demandando
cambios profundos, porque
una tendencia objetiva del capitalismo es la acumulación,
y para que eso sea efectivo deben eliminarse trabas y barreras que lo
dificultan, y más capacidad de concentración significa mayor
sufrimiento popular, más recortes y mayores incomodidades políticas
para que el pueblo trabajador se organice y luche.
En
ciento dos años de colaboración con la burguesía, los que se
apropiaron de la “marca socialista” ¿Qué balance pueden
presentar? Hasta un socialista pequeñoburgués como fue Fernando
de los Rios, pero intelectualmente
honrado y coherente tuvo que reconocer que las libertades políticas
son ficción donde la libertad económica está fuertemente
organizada: Allá donde las fuerzas
económicas son potentes, estructuradas en "trusts",
"cartels", "concerns", sindicatos de industrias,
etc., no hay posibilidad de garantía para la libertad política.
(...) "Economía libre" quiere decir "hombre esclavo"
y, en cambio, una economía sojuzgada y sometida es lo único que
hace posible una verdadera posición de libertad para el hombre. Y
eso es lo que nosotros representamos; vamos hacia una economía
planificada, hacia una economía sojuzgada, hacia una economía
sometida, hacia una economía disciplinada y subordinada al interés
público. y desde 1931, fecha de su
alegato de aquella constitución, ha caído mucha agua, jugando toda
ella a favor de la concentración de la economía y de la propiedad
privada, por tanto, la discusión terminológica sobre etiquetas no
define a nadie, por el contrario la
defensa del programa es substancial y determinante
y en este sentido, la reivindicación de reclamar la propiedad de los
medios de producción y de la banca, definían y definen a los
socialistas de los mentirosos y falsos socialistas que se apropian de
la etiqueta para medrar y traicionar al pueblo trabajador.
El
capitalismo necesita seguir su dinámica de concentración y
acumulación, es lo que en términos periodísticos se denomina
globalización,
y que no desaparecerá porque no solo expresa esa tendencia del
capital financiero a la acumulación y concentración del capital,
sino porque las fuerzas productivas han hecho del mundo una
unidad de producción que requiere
medidas internacionales de control para
evitar el caos y el desastre, ya que
las alteraciones naturales (de esta unidad de producción original)
se ha tomado su tiempo geológico,
pero la alteración debida a las fuerzas productivas generadas por la
civilización, han de ser compensadas por medidas políticas
consensuadas. Por eso las nuevas exigencias del capital financiero
que demanda en
esta etapa es eliminar a una caterva
de bancos ligados a modelos de negocios excesivamente
controlados, que en Europa son mucho
y que el gran capital financiero quiere eliminar concentrando el
poder bancario en bancos cada vez mas potentes, y este tipo de
conflicto no puede ser resulto en el terreno nacional, ni por los
potentes bancos que demandan esa concentración – Goldman Sasch –,
por ejemplo, y mucho menos por una política nacional, sino que debe
ser respondida por una política internacional, que desde la
izquierda se teme reconocer, cobardemente porque implica abandonar
el cómodo terreno del espacio nacional y mirar la lucha de clases
desde la perspectiva internacional e internacionalista; aquello de
proletarios
de todos los países,
uníos
sigue
teniendo vigencia, porque nunca la perdió.
El
socialismo, hasta aquí era y es un enunciado, pero se impone definir
qué es el socialismo y la primera conclusión es que el modo de
producción de mercancías ha acabado demostrando que la tendencia a
la concentración de la acumulación es la inversa del socialismo.
Esa acumulación de riqueza concentrada en menos manos es la
expropiación de la mayoría a manos de una minoría, por lo tanto la
expropiación de los medios de producción y de cambio impone
revertir esa tendencia y eso quiere decir que los poderosos medios de
producción, las poderosas fuerzas productivas convertidas en fuerzas
destructivas porque la industria creadora de medios de producción se
ha convertido en medios de destrucción, tiene que ser reclamada por
el pueblo trabajador como garantía de paz. Si no se hace así, si no
se reivindica esta propiedad, la dinámica nos llevará a una nueva
guerra mundial, que volverá a tener Europa como escenario de la
confrontación. Acabar con el modo de producción de mercancías es
la garantía de paz, porque en el socialismo no contempla la
explotación y acabar con la explotación significa que la producción
de mercancías y el comercio tiene que acabar, lo que impondrá
etapas en la consecución de los objetivos y en ese sentido habrá
que sacar de la producción mercantil y del comercio mundial, en un
primer momento, toda la industria relacionada con la alimentación y
la salud, porque no se llegará a culminar los objetivos de una
tacada, sino que se impondrá una dura lucha por esa expropiación,
que no serán los propios burgueses quienes ofrezcan la resistencia,
que lo harán, sino la
ascendencia que el sistema posee sobre importantes sectores del 99%,
porque el combate ideológico y organizativo ha quedado en manos de
personajes tan poco fiables como Felipe González, François
Hollande, Sigmar Gabriel, etc., y burócratas sindicales como Toxo.
La recuperación
del socialismo
y el desenmascaramiento de los socialistas de mentirijillas pasa por
la construcción del partido de la clase obrera, la
internacional
con el objetivo claro de definir el
nuevo modo de producción basado en la colaboración,
la
ayuda mutua,
porque el mundo es uno. Que se reconozca y reclame los medios de
producción y de la banca, para el pueblo trabajador, porque en las
manos privadas significan, en expresión de Fernando de los Rios,
hombre esclavo. Porque en manos privadas son instrumentos de muerte,
de guerras en las que el 99% se desangra en beneficio de un puñado
de prepotentes propietarios. Porque es algo que
ya toca.
Que hay que explicar, difundir, argumentar, justificar para
que pueda ser comprendido y valorado por ese 99%,
como garantía de paz y convivencia.
TRUMP: LA ELECCIÓN DEL PRESIDENTE
DEL MIEDO
En uno de mis últimos apuntes,
creo que de septiembre, a propósito de Trump decía que su política
era la de un pequeñoburgués metido a político, que su política
era pequeñoburguesa porque se reducía al ámbito nacional, pero
meditando más detenidamente tengo que llegar a la conclusión que
estas elecciones en Estados Unidos han sido un paso hacia ese
desenlace que precisa el sistema en una nueva etapa de
concentración y acumulación, de poder. La elección de Trump es
una jugada muy hábil e inteligente porque Estados Unidos no puede
embarcarse en una confrontación con una población divida,
desafecta y su discurso racista, machista y
violento es el ingrediente necesario para ganarse a una parte de
esa población y lanzarla a una aventura bélica. Aventura que no
será inmediata ni aventurera, sino meditada y calculada como lo está
siendo esta crisis económica diseñada por los partidarios de la
Teoria
de juegos. La política de Trump es el tipo de política
que busca culpables al estilo del presidente de Filipinas, Duterte
lanzando a la ciudadanía a cazar drogadictos; una política
fascista hecha con habilidad porque Trump no podía permitirse la
licencia de asumir la muerte de los mejicanos o de los musulmanes en
primera persona porque una sociedad tan políticamente correcta como
la estadounidense, no lo permitiría, pero ha sido destapar la caja
de los truenos para que la parte más reaccionaria, que hay en toda
sociedad, de la que se alimenta el fascismo se enardezca y polarice.
Su discurso de aceptación desveló que su campaña fue una eficaz
puesta en escena, que habrá que seguir, primero por el elenco de
personajes que le acompañaran en su gobierno, y segundo y muy
importante, por la política de reactivar una economía minera que
lleva cerrada muchos años, y que de reactivarse indicaría la
necesidad que el capital financiero tiene de contar con una
base social entregada.
Ningún economista lo reconocerá,
pero, en esta crisis económica, ¿cuanto hay de aleatorio y cuanto
de previsión? 50/50, 65/35. ¿Qué parte corresponde a la
aleatoriedad y que parte a la previsión? Merece la pena detenerse en
esto porque hay datos que, cuando menos, nos plantean dudas
razonables. Primero está el bien estructurado lobby que han recogido
los estudiosos del sistema que publican la interesante página en la
red que es theyrule.net,
luego está ese estudio que hizo la universidad de Zurich, que he
citado en varios apuntes (*)
y que revela como un grupo de empresas en las que están todos los
bancos sistémicos, influyen en la marcha de la economía mundial, y
que significaría que el complejo militar industrial, que capitanea a
la burguesía veterana de Europa y Estados Unidos está sopesando las
consecuencias de tomar decisiones comprometidas.
La elección de Donald Trump como
presidente ha demostrado algunas conclusiones, como ha sido el de
correr el riesgo de ser impopular pregonando una política agresiva y
racista ¿Sería capaz la izquierda de proponer la expropiación de
los expropiadores? De sacar del mercado la industria de la
alimentación y de la sanidad, porque con las cosas de comer y de la
salud, no se juega. ¿Sería capaz de luchar por el
socialismo, organizando la internacional que definiera un nuevo modo
de producción? ¿Sería capaz de convocar una reunión internacional
para constituir el partido obrero mundial? ¿Cree la izquierda que
las aguas volverán a su cauce, o por el contrario, que estamos en el
umbral de acontecimientos históricos?
Otra
conclusión menos evidente pero no menos significativa ha sido la
inquietud generada en los Estados europeos, viniendo a corroborar
indirectamente, la dependencia política de la burguesía europea de
la política de Estados Unidos, la inoperancia de la soberanía
nacional y como los Estados-nación son lugares donde la burguesía
puede apacentar
al pueblo trabajador, a la ciudadanía, en espera de acontecimientos.
La reacción internacional demuestra que los Estados europeos
(tamaño/poder/influencia política) están obsoletos, desconectados
de una realidad que la hacen otros USA-Rusia. El partido demócrata
al hacer con Sanders lo lo que el PSOE con Sanchez, sentó
precedente; voto a Hillary para que ganara Trump, luego el sistema no
admite cambios que puedan desestabilizarlo. De hecho el articulo del
Business
Insider
reconoce que la elección cuestionan los pilares posteriores a la
SGM, y sin embargo, la izquierda no se atreve a asumir la
construcción de Estados supranacionales porque es incapaz de crear
un pueblo multicultural, multiétnico, como si hicieron los creadores
de Estados Unidos, es decir, se puede hacer, no es imposible.
La profundidad de la crisis está
demostrando que salir de ella no se podrá sin una prueba de
fuerza en la que el sistema adquiera un nuevo perfil, que
está por definirse pero que apunta en la dirección de las
burguesías emergentes y sobre todo, a Rusia y China. Acontecimientos
como el ocurrido en 2001 en septiembre con la demolición
de las torres del WTC de Nueva York no se han explicado, ni se
explica, cómo al aparato de Estado más potente del mundo se le
puede colar un gol como el choque de unos aviones contra edificios
emblemáticos, sin una complicidad,
como tampoco se explica que Ander Behring Breivik pudiese poner
bombas en Oslo y desplazarse hasta la isla de Utoya para matar tiro a
tiro a 77 jóvenes, sin algun tipo de complicidad. Por
cierto, sobre las humeantes ruinas del WTC, se vio al ex alcalde de
N.Y., Giuliani, organizar el rescate. Habrá que seguir el recorrido
de esta persona en la administración del señor Donald Trump, igual
que el de Bannon, ex CEO de Goldman Sachs cuando la gran banca
consiguió del presidente Clinton la derogación de la ley
Glass-Stegall, porque lo esperable de la administración de Donald
Trump no parece nada positivo, y acontecimientos, que pueden ser
tectónicos, llevan su tiempo.
La apuesta de Trump contra la OTAN
no es un adiós a las armas es un aviso a que la factura del ejercito
de la burguesía lo paguen los burgueses europeos, es decir, los
trabajadores, los ciudadanos europeos, los que pagamos impuestos. Y
al frente de esa maquinaria ¿Quien hay? ¡Bingo! Un socialista. Jens
Stoltenberg
era
primer ministro cuando el fascista Behring mató, tiro a tiro a 77
jóvenes. Fue mala suerte para los jóvenes asesinados y mala suerte
para el primer ministro, que probablemente, no ha compensado su
nombramiento de Secretario General de la OTAN.
Recuperar
el socialismo para la clase obrera y no para que la burguesía tape
sus vergüenzas requiere una lucha feroz por hacer posible la
expropiación de los expropiadores, porque seguro que esa lucha
desenmarcarará a los socialistas
que
quieren hacer carrera de los que luchan por las personas, evitando,
con la lucha, una nueva guerra mundial.
jmrmesas
dieciocho de noviembre de dos mil
dieciséis
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