UNA
CHARLA DE CAFÉ
Un
encuentro casual con un antigua compañero de trabajo y antiguo
camarada dio lugar a una interesante charla de café, en la que al
final, ambos, convinimos en lo fructífero que podría resultar esa
charla, convertida en un debate orgánico, si hubiese órgano en el
que debatir, así que con su permiso, la convierto en un apunte, ya
que me dijo que en el ámbito en que se mueve, se me suele leer con
afecto.
El
asunto versó en torno a las elecciones USA y el bloqueo que el
aparato del partido Demócrata ha hecho a Berni Sanders, con lo que
parece cantado el triunfo del republicano Donald Trump.
Disentí
porque creo que las próximas elecciones las ganará la candidata
Hillary, no porque sea mejor que Trump, es posible que sea incluso
peor, pero Clinton, la señora Clinton es una mujer que encarna los
valores del complejo militar industrial, mientras que Trump (que
políticamente me parece más honesto) tiene un programa tipicamente
pequeño burgués, que, en las formas va contra el sistema, y por
tanto no encarna los valores del complejo militar industrial, y eso,
en cierto modo, es lo que valora de Trump, la política rusa.
Hay
un interesante artículo que plantea una muy lúcida opinión sobre
Trump, que comente mientras estuvimos refugiados de la canícula en
un lugar muy fresco. El articulo, cuyo enlace dejo aquí
hubiese sido magnifico con un corolario, pero, tal vez el autor no
quiso ahondar hasta ese punto, por lo tanto, el corolario es mío.
Las
razones que hayan movido a Trump a competir electoralmente no me
parecen interesante, pero el hecho de tener que concurrir le ha
obligado a definirse sobre temas que no tiene trabajados
y que señalan su relación con el complejo militar industrial, como
ocasional, es decir, no está contra el sistema pero no es un tipo
del sistema. No es como Hillary Clinton, o como Bush, o como Kennedy,
gente cuya relación con la política les ha penetrados de los
valores del sistema, a los que no solo no critícan, sino que
defienden. Nuestro hombre es un pequeño burgués metido a político,
con un programa pequeño burgués, enfrentado al sistema, aunque no
lo critica porque no tiene política, pero que al estar forzado a
tener que dar respuestas a las demandas de la gente, y al carecer
de una visión global de conjunto, que Hillary Clinton, si tiene
y defiende, ha que recurrir a la actitud pequeñoburguesa de criticar
los tratados tipo TTIP, así como recluirse en las fronteras
internas.
Esa
necesidad es la que, en estos momentos de crisis saca a la pequeña
burguesía de su letargo, la que ha triunfado en el Reino Unido y que
lo ha sacado de la Unión Europea, porque el BREXIT lo dirigió la
pequeña burguesía UKP, y no una valiente y agresiva política
socialista; es la política que empieza a aflorar en Irlanda y se
respira en Europa, que contempla la posibilidad de su salida de la
Unión Europea como solución. La actitud de Trump es la de
refugiarse en las fronteras nacionales, que es un comportamiento muy
próximo al fascismo, porque consideran agotada la fase expansiva de
la economía nacional, sin darse cuenta que la economía nacional
del capital financiero es la economía del mundo, es la
economía financiera y ese tipo de economía tiene un tejido
internacional controlado por ese complejo militar industrial en el
que se reconocen todos los burgueses.
Aunque
empezábamos a acordar puntos, se que las diferencias son las que
determinan, en mi opinión, un cambio fundamental en el
comportamiento el sistema.
Me
criticaba que mi opinión sobre Trump era contradictoria con mi
definición del capitalismo feudal de mi último apunte y
conviniendo que en apariencia puede parecer un retroceso, en
realidad es una percepción global de la burguesía que al
reconocerse, de una manera general, en la burguesía estadounidense,
en el liderazgo del complejo militar industrial, lo que quiero decir
es que el capitalismo, en esta fase final, fiá en su funcionamiento
intrínseco la solidez del día a día, reclamando para las empresas
aspectos que hoy son materia que controlan los Estados, y que
acuerdos transnacionales como el cuestionado TTIP reclama para las
empresas. Eso es una posición de avance por parte del complejo
militar industrial. El retroceso será que se avale con la firma de
la Unión Europea. Multinacionales, transnacionales, especialmente
estadounidenses se arrogan funciones que sobrepasan al Estado, y que
el Estado pierde preeminencia en ese campo, cediéndolas a
las empresas. Eso es lo que significan los tratados tipo TTIP, y
aunque no se llegará a firmar ese tratado concreto, otros acuerdos
comerciales, mas rebuscados y sutiles tomarán su lugar porque el
sistema, en su conjunto, se ha homogeneizado y los Estados, cada vez
toman el papel más concretos de reprimir a la ciudadanía.
Esto
es así, porque la causa es el acuerdo de la burguesía internacional
(de los diferentes países del mundo, especialmente, europeos, pero
no solo), que reconociendo el liderazgo de la burguesía
estadounidense para liderar los comportamientos frente a la nueva
burguesía rusa y de los antiguos países comunistas y del llamado
bloque BRICS –China, Brasil, India, Sudáfrica –, se fundamenta
en reconocer que Estados Unidos tiene un rol de jefe, que no conviene
discutirle porque de ello no se derivará más que un debilitamiento
generalizado, y que ese debilitamiento sería catastrófico si
hubiese una coordinación internacional para hacer valer los derechos
de los ciudadanos. La resistencia a la firma deriva de la oposición
de la ciudadanía a la firma de ese acuerdo, y de la desconfianza de
la izquierda, de una manera general, a ese tipo de acuerdos.
En
la medida en que mayores porciones de la actividad pública pueda
pasar a control privado, se producirá un empobrecimiento progresivo
de los trabajadores y de la ciudadanía no solo económicamente, sino
también en el terreno social y político, pues las empresas serían
las que al interpretar una legislación que les da todo el poder,
cualquier discrepancia serian pleitos interminables.
En
la charla le manifesté mi preocupación por la poca importancia que
en la izquierda se le da a la tesis de Marx sobre el valor, siendo
este punto, para mí, de vital importancia, pues si de modo genérico
todo el mundo puede aceptar las tesis de la concentración de la
riquezas en el uno por ciento, como un reparto escandalosamente
mafioso, el hecho determinante lo marca esa desvalorización
del trabajo humano, en el que yo veo un llamamiento a buscar la
alternativa al sistema, mientras la izquierda, al defender al Estado,
cae en un comportamiento análogo a la pequeña burguesía,
recluyéndose en la nación, dejando el terreno mundial, libre para
que lo defina el complejo militar industrial.
La
charla no dio para más y yo espero haber precisado lo que no pudimos
precisar en un encuentro ocasional.
jmrmesas
cinco
de septiembre de dos mil dieciséis
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