ALGÚN
AMIGO DE JULIO ANGUITA DEBERÍA AVISARLE
Un
amigo me envía un whatsapp, en el que sobre una foto de Julio
Anguita hay una frase que dice:
“Lo
único que os pido es que midáis a los políticos por lo que hacen,
por el ejemplo, y aunque sea de la extrema derecha, si es un hombre
decente y los otros son unos ladrones, votad al de la extrema
derecha. Eso me lo manda mi inteligencia de hombre de izquierdas.
Votad al honrado, al ladrón no le votéis aunque tenga la hoz y el
martillo.”
He
dudado antes de escribir esto porque podría ser eso que ahora se
dice un fake pero comentando la frase con una persona normal,
es decir, sin grandes preocupaciones políticas, carente de la
disposición para retorcer los mensajes, esa persona admitió que lo
que decía Julio Anguita estaba bien, y precisamente esta opinión es
la que me hace reflexionar sobre ese mensaje, suponiendo que sea
autentico, es decir, escrito por el propio señor Anguita.
Tratando
de entender la preocupación por la honestidad del que fuera
Coordinador de Izquierda Unida y Secretario General del Partido
Comunista de España, por hacer de la política un campo de batalla
de caballeros leales, cosa harto difícil, y suponiéndole autor del
texto, el mensaje es en extremo equívoco, porque primero,
lamentablemente la preparación y la capacidad intelectual que él
posee no es extensiva a una amplia mayoría social y los
comportamientos humanos pueden ser terriblemente indecentes aunque no
se meta la mano en la caja, pues a estas alturas del proceso
histórico, cuando existen 62 personas con tanto dinero como la mitad
de la humanidad más pobre, es en extremo reduccionista hacer la
reflexión que aparece en el post con su foto de fondo, sin
explicar que estos caballeros, 62 caballeros que lideran al uno por
ciento global, son unos expoliadores de riqueza, que no necesitan
pringarse para robar a la sociedad, para robarnos a todos, la riqueza
que en conjunto se genera, y que los gobiernos preocupados por
facilitar al mercado opciones, contribuye a que se nos expropie, sin
darnos, a los ciudadanos decentes posibilidades de defensa,
legislando leyes retorcidas y tramposas; segundo, es descabellado, en
grado superlativo, suponer que la extrema derecha pueda liderar un
programa político que beneficie a los más débiles – la historia
no recoge ejemplos, que yo conozca –, así pues animar a votar,
por eliminación, a la extrema derecha honrada equivaldría a señalar
al ladrón rojo – de la hoz y el martillo – un ejercicio de
desinformación, que él, persona intachable habrá de reconocer lo
confuso que resulta su mensaje, pues extrema derecha no es
solo una frase, extrema derecha es un concepto político que encierra
hostilidad, xenofobia, racismo, misoginia, homofobia, intolerancia,
prepotencia, o sea, todo lo contrario de democracia, solidaridad,
empatía.
El
problema de los refugiados es el termómetro que evidencia, de un
lado, el abandono de la lucha ideológica de la izquierda europea,
adormecida por los cantos sirénicos del progreso de la
sociedad postindustrial, que nos transportaba al paraíso de
la sociedad del libre mercado, en la que han caído partidos y
sindicatos obreros, y que la crisis ha hecho saltar por los aires,
mostrando insolidaridad y miedo generalizado, y del otro lado, el
reverdecimiento del fascismo, que siempre se mantuvo a la sombra
esperando tiempos propicios, y que el ataque, en Suecia, de un
numeroso grupo de individuos enmascarados, nos ha mostrado sin
paliativos. Más de cien individuos enmascarados que hacen una razzia
en una estación de trenes no son un grupete de aficionados; una
incursión de ese tipo presupone una preparación militar que no se
improvisa, que es propia de la policía y/o el ejército y de civiles
que reciben ese tipo de entrenamiento, por lo tanto, el señor
Anguita, una persona como él, cuyo ejemplo y capacidad de adhesión,
tiene, ha de medir sus frases, pues no todos meditarán
concienzudamente sus acciones, dejándose llevar de un líder de su
calado.
Para
acabar, espero que no vea en este apunte animadversión ni hostilidad
sino un sincero intento de evitar dar al enemigo oportunidades por
descuido o apresuramiento, y sepa que cuando hace unos años me
aproximé a Socialismo 21, hubo dos nombre que me dieron confianza de
seriedad y honestidad, aunque personalmente no les conocía, uno,
fallecido, era Fernández Buey, el otro era, y es Julio Anguita.
Si
la frase y foto fuesen un FAKE, ruego que tenga la bondad de no
tomarlo en consideración.
jmrmesas
tres
de febrero de dos mil dieciséis
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