ESO NO ES CIENCIA
Durante
unos 60 años, Europa se ha entregado a un noble experimento: un
intento de reformar, mediante la integración económica, un
continente azotado por la guerra, para situarlo de forma permanente
en el camino de la paz y de la democracia. Al
mundo entero le interesa que el experimento sea un éxito y el mundo
entero padecerá si fracasa, y
de esto no hay duda, pero en el larguísímo articulo de Krugman,
publicado en el periodico, donde lo he leído, lo que más destacable
es la habilidad de pasar a través de la historia, como un rayo de
sol por un cristal, sin dejar huella de su paso, pero, a diferencia
del analisis
krugmaniano,
los acontecimientos pasados, sí han modelado la historia, queramos.
o no, reconocerlo, y ese paso ha dejado secuelas, cicatrices, que no
pueden ser ignoradas, porque son los datos del actual problema.
El
más elemental hecho práctico es que la economía, por más que se
quiera reducir al ámbito universitario, tiene unas implicaciones
catastróficas en la vida de las sociedades, porque no es una ciencia
abstracta, con fuerza de ley universal, sino que el manejo de la
producción y su reparto, se hace con criterios arbitrarios, apoyando
la defensa de los poseedores de los instrumentos de producción
contra los que han de entregar su fuerza vital -fuerza de trabajo- a
los poseedores de tales instrumentos, por eso, la economía no deja
de ser, por mucha matemática que se le eche, un latrocinio
organizado, dirigido y protegido de los poderosos, el escaso uno por
ciento del mundo, contra el noventa y nueve por ciento restante, y
los economista venden su ciencia a los poderosos y no al conjunto de
la sociedad, por eso, en este caso, el señor Krugman, puede hablar
de la formación de la construcción de la unión europea y los
acontecimientos que la moldearon y la molean, haciendo abstracción
de los hechos relevantes que marcan las vías de ese desarrollo.
La
actual situación ha tenido su génesis y desarrollo en teorías que
propiciaron economistas con una decidida vinculación ideológica
anclada en la defensa de la propiedad privada y en la defensa del
capitalismo, al coste de impulsar a los gobiernos a imponer la
defensa del liberalismo económico a sangre y fuego, pues fueron las
teorias de Friedman y Hayek quienes sirvieron de soporte a dictaduras
tan sangrientas como la de Chile y Argentina, teorías que
alimentaron las políticas de Thatcher y Reagan, por lo tanto, no es
muy exacto tratar de colar un larguísimo artículo -igual en su
libro, lo desarrolla, pero en el artículo no lo hace- que habla de
la unidad de Europa, sin mencionar ese dique de contención que era,
contra una economía dirigida, -la del bloque “comunista”-
que no era mala por el hecho de ser dirigida, sino porque,
igualmente, ahogaba y constreñía a una sociedad, que tampoco era
dueña.
Su preocupación por la
marcha del mundo, pues, adolece de esa simplicidad de querer
escamotear los datos de un problema que configuran nuestro actual
presente, y esto es lo que hace, que cualquier explicación que
pretenda ignorar la contribución decisiva de los desposeídos y
expropiados en la marcha de la economía, una visión parcial y
claramente favorable a los intereses de los poderosos expropiadores,
contra esa mayoría de expropiados
El primer dato, dado por
asumido, que el modo de producción de mercancías es producto de un
desarrollo histórico, que ha evolucionado a impulsos de las fuerzas
productivas y al control de los medios de producción, anclados en
una determinada concepción de la propiedad, que aparta, por la
violencia, a la mayoría de la sociedad, de su control, dejándolos
solo al arbitrio del reducido uno por ciento, los cuales adoptan las
medidas que les son más favorables, el primer dato digo, es que la
salida del dólar del patrón oro, en 1971, desequilibró el acuerdo
alcanzado tras la SGM, lo cual vino a imponer al dólar como moneda
mundial, sin ningún tipo de referencia, más allá de la que el
propio gobierno estadounidense quería reconocer, y esto, que en un
principio fue aceptado por los otros burgueses como una especie de
tributo porque reconocían su dependencia militar de la burguesía
del complejo militar-industrial estadounidense, terminó, una vez,
disuelto el peligro “comunista”, en un afloramiento de
todas las tensiones acumuladas en el proceso, por eso, la
introducción del euro en el sistema monetario, fue percibido, por el
capitalismo anglosajón, como una amenaza, por lejos que el
conglomerado de la burguesía europea continental, estuviera de
querer amenazar al dólar.
Este dato desaparece de
todas las visiones y de todas las explicaciones, que el señor
Krugman, y con él, de todos los economistas, pretenden dar a cerca
del problema del sistema monetario y del sistema financiero, por eso,
una vez comprobado el ferviente deseo, de evitar la confrontación
directa del conglomerado burgués europeo, el análisis krugmaniano,
ve positivo que, El
Banco Central Europeo nos ha sorprendido de manera positiva desde que
Mario Draghi relevó a Jean-Claude Trichet en la presidencia. Cierto
es que Draghi se negó en redondo a admitir que el banco comprara
bonos procedentes de los países en crisis. Pero encontró un modo de
conseguir un resultado más o menos similar por la puerta de atrás:
anunció un programa por el cual el BCE avanzaría préstamos
ilimitados a los bancos privados y aceptaría bonos de los Gobiernos
europeos como garantía secundaria. El resultado ha sido que, en el
panorama general (al menos, mientras escribo estas páginas), el
pánico autorrealizante parece menos inminente y, con ello, las tasas
de interés de los bonos europeos se han reducido.,lo
que interpreto como una vívida preocupación de que el sistema
monetario se colapsara ante la obligada dependencia de un dólar cada
vez más empapelado,
toda vez que reconoce que los
países europeos realizan aproximadamente el 60% de su comercio entre
sí, y el suyo es un comercio muy profuso,
lo que querría decir, que, a grandes rasgos, la importancia de las
multinacionales estadounidenses no se verían amenazadas por que el
euro viniera en socorro del dólar.
LA
CONSTRUCCION DE LA UNIDAD EUROPEA
La
SGM supuso un fatal golpe a las diferentes burguesías europeas, que,
súbitamente comprendieron su pérdida de capacidad para dirigir los
destinos del mundo, pues su territorio natural, el continente, se
había reducido, al este, por la revolución rusa y la incorporación
de una orla de países que abandonaron el mercado para participar en
la experiencia de la economía dirigida que significaba el
experimento ruso, y al oeste, y resto del mundo, porque las empresas
estadounidenses, se instalaron en la mayoría de los países, dando
inicio a lo que más tarde se definió como globalización, por lo
tanto, en un alarde de juiciosa reflexión, se llegó al
convencimiento de la necesidad de pactar las condiciones del mercado
interior, siempre, de espaldas a la ciudadanía, y mientras el
fantasma del “comunismo”
tuvo
existencia oficial, el pacto para la construcción del mercado
interior, fue bien acogido porque suponía un dique, pero el
desmoronamiento de la URSS y su orla, cambió todo, y una parte de la
burguesía petrolera, queriendo valorizar su petróleo, estimo
conveniente hacerlo en euros y no en dólares, siendo esto percibido
como un peligro por los financieros estadounidenses, que decidieron
tantear la disposición del conglomerado de la burguesía europea
continental, para apoyar y defender el euro.
Todo
esta perspectiva es deliberadamente ovbiada por el autor, porque
presentar la economía como una disciplina intelectual, sin el
incordio de las personas que padecen las decisones, que un grupo de
tecnócratas toman, tal vez esté en consonancia con la poca
consideración, que a los financieros-especuladores-mercados, tienen
por el común de los mortales, porque, como reconoce el propio autor,
todas las asimetrias que se daban para la adopción del euro se
tuvieron en cuenta, menos, estimo yo, la que suponía la propia
valoración que la ciudadanía tenía y tiene de la propia
construcción europea, así que volviendo a citarle, en la referencia
que hace a la movilidad de los trabajadores en el territorio europeo,
dice citando a otro: La
movilidad laboral ocupaba un primer plano en el artículo que dio
origen a todo el campo de estudio de la zona monetaria óptima,
escrito en 1961 por el economista de origen canadiense Robert
Mundell. Un resumen a grandes rasgos de la tesis de Mundell diría
que los problemas de ajustarse a un boom en Saskatchewan y una
depresión simultánea en la Columbia Británica (o viceversa) se
reducirían bastante si los trabajadores se desplazaran libremente
allí donde están los empleos. Y, de hecho, la mano de obra se mueve
libremente por las provincias canadienses, exceptuando Quebec; y se
mueve libremente por los distintos Estados de EE UU. Sin embargo, no
se mueve libremente por los países de Europa. Aunque los europeos
tienen, desde 1992, derecho legal a trabajar en cualquier parte de la
Unión Europea, las divisiones lingüísticas y culturales son
suficientemente grandes como para que incluso grandes diferencias en
las tasas de desempleo ocasionen unas tasas migratorias muy modestas.
De
que movilidad laboral se habla, porque no es lo mismo un goteo de
trabajadores, que masas de trabajadores recorriendo el continente,
pues los trabajadores no son ganado trashumante, pero de cualquier
manera, migraciones interiores solo son posibles si existe una
política tendente a la creación de empleo, y los únicos focos de
creación de empleo masivo son los que provee la construcción, el
ladrillo, y aunque en España, ha tenido una destacada importancia,
no ha sido el único país europeo en ensayarlo, ni siquiera en
Estados Unidos, donde los bancos locales, acudieron en masa a
contratar con los bancos alemanes, según dice él mismo, para proveerse de los fondos que los bancos locales americanos, carecían.
No,
el problema de la desestabilización económica, no ha sido producido
por las ciegas fuerzas de los mercados,
antes al contrario, porque la mano del mercado dejo de ser ciega y
está muy bien informada, merced a concienzudos estudios encargados
para anticipar las cotizaciones bursátiles, y de tales estudios se
derivó una política tendente a impedir la perdida del control
financiero por parte del capitalismo angloamericano, porque, la
burguesía, solo está de acuerdo en ser quienes dirijan la marcha
del mundo, pero cada facción del capital financiero juega la carta
más favorables a los intereses propio, y la apuesta del conglomerado
burgués europeo continental, queriendo asegurarse el control del
mercado interior, de lo que consideran su espacio natural, presenta
un peligro potencial para la burguesía del mundo, si en su afán de
defender su territorio natural, terminaran por adoptar un gobierno
central con leyes y normas comunes.
LA
ALTERNATIVA DEL MODO DE PRODUCCION
El
noble experimento aludido por el señor Krugman, es posible que
estuviera animado de nobles intenciones, pero se han ido quedando por
el camino porque el experimento nunca traspasó los umbrales de los
despachos para salir a las calles y plazas del continente en demanda
del concurso y aportación de la ciudadanía europea, porque en el
lapso de tiempo del siglo 20, el mundo ha cambiado notablemente y la
preparación funcional de la ciudadanía ha empezado a despertar una
consciencia crítica, pese a la labor de enmascaramiento del sistema,
y al abandono ideológico de la izquierda, permitiendo desviar la
atención de todo aquello que pueda debilitar el poder del control
que las finanzas tienen sobre la política para subvertir las
instituciones, por eso es necesario señalar una y otra vez, -la
repetición es la forma más elemental aprendizaje- que el modo de
producción de mercancías ha dejado de tener utilidad social, para
convertirse en el instrumento de dominio del capital financiero,
primero, porque la mercancía producida, por encima de cualquier otra
es el propio dinero, al facilitar la especulación, y la producción
de armas de destrucción masiva, segundo, porque en el proceso de la
circulación, el control del dinero está en manos de un reducido
puñado de financieros con un control minucioso de las finanzas del
mundo, las cuales están veladas por la permisividad de los
gobiernos, al hacer dejación de su capacidad de control del dinero,
confiándolo al libre albedrío de los banqueros, tercero, porque el
instrumento que permite la veladura está destinado a la práctica
exoneración de la tributación de los poderosos, cuarto, porque todo
el entramado legal está destinado a facilitar el dominio de una
clase social minoritaria, en contra de la mayoría de la sociedad, y
a todo esto, que tradicionalmente se enfrentó lo que históricamente
se ha entendido como la izquierda, se vino a fragmentar, tras la
revolución rusa de 1917, en dos corrientes importantes, si hacemos
abstracción del anarquismo, (¿No es al qaeda, sus seguidores, un
trasunto del anarquismo, propio de sociedades rurales?), que ha ido
perdiendo importancia en la medida que el proletariado industrial
crecía: la socialdemocracia que se ha centrado en el parlamentarismo
burgués, y el marximo-leninismo, cuya razón de ser fue la
defensa de la naciente revolución, entonces, atacada por amplios
sectores de la socialdemocracia, por extemporánea.
En
este panorama, la solución burguesa del mercado común, más tarde
convertida en Unión Europea, fue aceptada, prácticamente sin
crítica por la socialdemocracia europea, mientras que el
marxismo-leninismo, la percibía como una amenaza, y tras el
desmoronamiento de la URSS, como algo sin substancia, carente de
interés.
El
debate en el interior de los partidos obreros sobre el capitalismo y
su salida ha quedado excluido, considerándolo como algo carente de
utilidad práctica, valga el ejemplo del reciente congreso del psoe,
en el que la ponencia marco, que abordaba problemas de cierta
profundidad, fueron relegados a una comisión reducida, para ser
debatida fuera de las sesiones congresuales, porque eran otras las
prioridades, y no había tiempo para eso, como un ejemplo de lo
alejado que se encuentra el movimiento obrero actual, tanto de una
lucha ideológica contra el capitalismo, como de la preocupación por
el estudio de la deriva del modo de producción mercantil y su
alternativa, por eso, el impulso de responder a esta necesidad pasa
por comprender que el modo de producción mercantil es un proceso que
ha llegado al límite de su utilidad social, y que su alternativa
pasa por hacerlo funcionar a favor de la sociedad y no, que sea el
mercado, -las necesidades y prioridades del reducido grupete
del uno por ciento de financieros-, quien las determine.
Regular
el capitalismo no será una lucha menos dura ni más fácil que
expropiar a los expropiadores, porque prácticamente se trataría de
hacer que el proceso de producción se hiciera en función de las
necesidades de la población, aunque la titularidad de las empresas
siguiera siendo de sus actuales dueños, pero al tener que producir
según necesidades sociales, se introducen limitaciones en el derecho
de propiedad de los expropiadores.
Regular
el capitalismo, de este modo se aleja de la pomposidad de construir
el socialismo, pero luchar por la erradicación de los paraísos
fiscales, que es el medio que los financieros utilizan para regular
el aspecto crucial de la circulación monetaria, haciendo que esta
fluya en cantidades masivas para l especulación, mientras se reduce
a un goteo de tortura china para los ciudadanos corrientes, está muy
alejado del parlamentarismo burgués.
Regular
el capitalismo, significa, aquí en Europa, una lucha dura y feroz
por la construcción de los Estados Unidos de Europa, que ya sería
una socialización de todo un continente al hacerlo revisando todos
los tratados a la luz de las necesidades de los pueblos y no de sus
burguesías, de tal manera que las necesidades de bienestar, salud,
educación, cultura, exigiría un crecimiento de las fuerzas
productivas, centrando este concepto en un incremento cuantitativo y
cualitativo de la formación intelectual y profesional del conjunto
de la propia ciudadanía, única manera de acercar distanciamientos
engendrados en el proceso histórico por religiones, culturas y
lenguas diferentes.
Este
tipo de debate es el que debería producirse en el interior de las
formaciones de izquierdas para encontrar la respuesta a la actual
crisis de nuestros días, y seguramente, todo sería más diáfano,
desde si es la monarquía la forma del estado más conveniente, hasta
por qué se recorta a los recortados y no a los recortadores y
defraudadores.
El
futuro lo estamos escribiendo en el presente, y el que se está
escribiendo desde los recortes no es más que añadir pesar a las
penas presentes, por eso, un futuro más prometedor significa decir
basta de recortes, hay que regular el capitalismos, y eso, significa
globalmente, erradicación de los paraísos fiscales, retorno del
dinero oculto para invertirlo en ciencias y educación a favor de la
ciudadanía, significa condonación de las deudas soberanas que
empobrecen y envilecen a los pueblos, significa consensuar una moneda
única, porque con ello se embrida el desbocamiento de los
especuladores, banqueros y financieros, porque construir un futuro
mejor pasa por estas duras tareas, los recortes no son otra cosa que,
más de lo mismo.
jmrmesas
4
de mayo de 2012
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