TÉRMINOS
Si Puigdemond se presentara en la Generalidad a
tomar posesión sería la confirmación indudable del monumental
fracaso, no solo del gobierno del PP sino de todo el entramado
articulado en torno al Estado del 78 incluidos todos los partidos,
incluido el nuevo partido del transversal Podemos. Ese fracaso
encerraría un simbolismo que definiría todo el viejo entramado que
viene articulando al mundo desde el derrumbamiento de la sociedad
articulada en torno a la confrontación Este-Oeste y que sirvió para
desenmascarar el sometimiento, el domesticamiento de la revolución a
un puñado de nuevos ricos convertidos en nuevos amos del mundo,
agarrados mano a mano con los viejos dueños.
El intercambio de trabajo vivo por trabajo
objetivado, es decir, el poner el trabajo social bajo la forma de
antítesis entre el capital y el trabajo, es el último desarrollo de
la relación de valor y de la producción fundada en el valor. El
supuesto de esta producción es y sigue siendo, la magnitud del
tiempo de trabajo, el cuanto de trabajo empleado como factor decisivo
de la producción de la riqueza. En la medida, sin embargo, en que la
gran industria se desarrolla, la producción de la riqueza efectiva
se vuelve menos dependiente del tiempo de trabajo, y del cuanto de
trabajo empleado, que del poder de los agentes puestos en movimiento
durante el tiempo de trabajo, poder que a su vez – su poderosa
eficacia – no guarda relación alguna con el tiempo de trabajo
inmediato que cuesta su producción, sino que depende más bien del
estado general de la ciencia y del progreso de la tecnología, o de
la aplicación de esta ciencia a la producción.
Este párrafo escrito hace más de 160 años me
sirve de brújula para entender ese fracaso del viejo orden y cómo y
por dónde poder vislumbrar las vías, los nuevos caminos por donde
se abrirán las nuevas luces. El párrafo tiene una definición
lapidaria “es el ultimo desarrollo de la relación de valor y de la
producción fundada en el valor”. No creo que haga falta decir que
el autor es Marx hablando sobre la importancia de la fabricación de
medios de producción para desvalorizar la fuerza de trabajo – hace
más de 160 años – y hoy la fabricación de esos medios de
producción no son cualquieras, esos medios de producción para
desvalorizar a la residual fuerza de trabajo son la fabricación de
medios de destrucción. La fabricación de armas de destrucción
masivas para que una élite domine al 99 por ciento. Preguntado un
economista sobre el repunte de la economía, creo que fue el señor
Niño Becerra (ayer 24/01/2018 entrevistado por el periodista señor
Ruiz), dijo que ese repunte no se debía a que los trabajadores
estuviesen más y mejor preparado, ni se hubiese adquirido mejor
tecnología. Sencillamente a que trabajaba menos gentes y las
condiciones eran peores, es decir, interpreto yo, factores de
conjunto, que en términos generales que significaban elementos
ajenos al esfuerzo inmediato, que tendrían su explicación en las
condiciones generales de una producción globalizada, determinada por
la importancia de la ciencia y de la tecnología en la producción
como un todo global.
Todo el discurso de la izquierda oficial,
plegada al interés político del independentismo significa la
ausencia de discurso de clase, la ausencia de discurso socialista, es
decir, no del psoe, no socialdemócrata, ausencia de discurso
que tiene en cuenta los intereses generales de la población
trabajadora, y cuando esta ausencia desaparece, porque no es
compatible con la parafernalia patriotera de banderas que nada
cambian las necesidades vitales, la izquierda desaparece arrastrada
por el clamor de la pugna entre la pequeña burguesía
independentista y la gran burguesía nacionalista, ambas deudoras de
la burguesía dominante del capital financiero internacional.
El sistema global, el capitalismo está
agonizando porque el trabajo vivo como fuente de valor de la creación
de riqueza es residual, y lo es porque cada vez la producción es más
automatizada, la robotización y la inteligencia artificial cobran
mayores cotas de dominio en la organización de la vida corriente, en
esos procesos que garantizan el funcionamiento cotidiano de la vida
social organizada.
Pero si en algún dato se demuestra la
irrelevancia de los discursos económicos usados por el poder para
llevar al animo de la sociedad la importancia del empleo, como excusa
para empobrecerla es la desaforada carrera por glorificar la
confrontación trabajo vivo y trabajo objetivado, al entronizar a la
mercancía por excelencia, el dinero, ya claramente desligado de la
simbolización de representar al tiempo de trabajo social. El dinero
ha sido sustituido por el dinero digital, que es la expresión cabal
de una producción sin utilidad social, útil solo para el reducido
ámbito de quienes capitanean al uno por ciento, por eso esta
realidad es la mejor demostración de la visión de Marx que condensa
el párrafo inicial.
Si la izquierda es incapaz de presentar su
propio programa está destinada a desaparecer porque no es capaz de
aportar soluciones que hagan la vida más grata ni más fácil para
la sociedad, para el 99 por ciento, y pretender defender unas
esencias que dejaron de ser esenciales, es una vacuidad. Poner
los medios de producción al servicio de la sociedad es lo que daría
sentido a quienes pretendan tener algo que decir.
jmrmesas
veinticinco de enero de dos mil dieciocho
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