LA
TERCERA GUERRA MUNDIAL EN DOSIS DE BAJO APERCIBIMIENTO
O
UNA EXPLICACIÓN DEL TERRORISMO CON EL QUE SE CUBRE
EL
SISTEMA EN SU AGONÍA
Europa
está en el punto de mira del Estado Islámico, pero sería muy poco
práctico mirar a Daesh, y si entender la compleja red de relaciones
que asume esta tercera guerra mundial, que en opinión del Papa
Francisco, se lleva a cabo con matanzas y destrucciones; opinión que
me parece acertada, porque enmascara las hostilidades entre los
contendientes, interponiendo entre ellos mafias y terrorismos, que si
proliferan – Oriente Medio, Méjico, América del sur –, es por
el consentimiento tácito de los poderosos, y así van
desarrollándose actualmente los enfrentamientos, por ejércitos
incontrolables, asentados en territorios inciertos, pero ahí
reside el entendimiento de esta confrontación, ante la que la
izquierda se cierra empeñada en hacernos creer que la nación, el
Estado nacional es la clave del arco, cuando no son más que fichas
en el ajedrez del mundo. En la historia moderna, Francia es una pieza
determinante en esta partida mundial porque encarna, como ningún
otro Estado los valores democráticos que han formado la Europa
moderna – podríamos decir, el mundo actual – al ser la nación
en la que se han llevado a cabo los movimientos sociales más
audaces, y el paso más audaz, en el terreno presente, cuando está
claro que Ucrania no será motivo de confrontación con Rusia, es
lograr que los burgueses europeos se impliquen en la defensa del
sistema capitalista, más allá de sus propias fronteras.
La
desestabilización de Europa (no puede se entender una tercera guerra
mundial sin que Europa sea el teatro de operaciones para resolver
quien o qué será la condición que determine el problema del Poder
capaz de poner fin al controlado descontrol del capitalismo en
esta fase agónica de su existencia), se está probando con la
llegada de refugiados, que vienen porque una mafia organizada los
descarga en Europa, y como eso es insuficiente y lento, se ha
perpetrado la matanza de París para condicionar la cumbre del G20 y
forzar a la burguesía francesa que decida si se determina a llevar
tropas a Siria, con lo que la burguesía monopolista que dirige
Estados Unidos interpondría entre ella y Rusia una fuerza militar,
digamos, legal, para controlar el rompecabezas de Oriente Medio, es
decir, hasta ahora, defender el interés del sistema ha corrido por
cuenta de Estados Unidos que ha puesto el dinero y sus soldados, y
ahora, de lo que se trata es de que la burguesía europea asuma la
parte fundamental en la defensa del sistema capitalista del que
extraen la riqueza.
La
campaña de Rusia atacando a Daesh tiene la legitimidad que le da
intervenir defendiendo al régimen constitucional, y todos los
intervinientes contra un gobierno legítimo, en su territorio
soberano, que lo atacan militarmente, está fuera de contexto; o sea,
atacar a Siria, sin declararle la guerra, es terrorismo, y todas las
oposiciones moderadas tienen la misma consideración que el
Estado Islámico, por mucho que los jeques que lo apoyan, se
incomoden, por mucho que Israel de cobertura humanitaria a Al
Nusra, por mucho que Estados Unidos bombardee a ISIS, y falle, tanto
en sus objetivos como en la entrega de material a los defensores de
Kobani, que siempre lo aprovechan los yihadistas, por lo tanto,
aparte de disimular sobre lo que ocurre en Oriente Medio, conviene
mirar de frente de que es de lo que se trata.
Se
trata que mientras Europa no acate los planes de Estados Unidos y la
OTAN, la supervivencia del capital monopolista internacional, del
capitalismo, está amenazada por un grupo social (la ciudadanía
europea) muy crítico con el funcionamiento depredador de las
empresas y bancos que controlan el mundo, con sus formas de operar,
que empobrecen al conjunto humano. La abundante cantidad de analistas
políticos, economistas, sociólogos, filósofos y profesionales que
escriben, informan y desvelan los comportamientos fraudulentos del
capitalismo, en los campos de su competencia, suponen un
peligro latente para el capitalismo, que tiene eco en esa
sociedad expectante que permanece pasiva porque nadie la convoca,
pero que ellos, el capitalismo internacional, estructurado
estrechamente en sus organizaciones internacionales, saben que
todo eso puede tomar la forma de una oposición estructurada
si las protestas esporádicas comienzan a señalar las lacras y
maneras con el que las empresas transnacionales y la banca,
condicionan nuestra existencia cotidiana, y si surgiera
una organización que la convocara a organizar el cambio de modelo
social, el cambio de modo de producir, de consumir, de vivir, que
planteara para qué vale la ciencia, para qué vale la tecnología,
para qué vale la cultura, para qué vale la riqueza que ellos
generan pero que no les sirve a ellos, a la humanidad, y si a un
grupo de riquísimos propietarios del mundo, las cosas podrían
torcerse para ese dominio que un grupo reducido de riquísimos
propietarios tienen sobre el mundo; de eso se trata, por eso Europa
es la clave de arco de la situación internacional, ahora, y no el
Estado nacional, destinado a ser, ahora, fichas en el tablero del
mundo.
Creer
que la matanza de París se puede realizar sin dejar un reguero de
pistas
supuestas es de una candidez rebuscada, aunque tampoco conviene ser
tan simplista como para decir que Obama
y Clinton son responsables del Estados
Islámico, porque el problema del terrorismo se puede considerar
con dos vertientes, la vertiente ejecutora y la vertiente
estratégica, y esta es la realmente determinante, teniendo siempre
en cuenta que el terrorismo, de cualquier signo, dirige su filo
contra los débiles, contra el pueblo, contra el vulgo, nunca contra
el poder, nunca contra los poderosos, porque lo que se persigue es
mantener al vulgo, al pueblo, en la ignorancia, en la incuria, en la
adoración de la magia.
La
vertiente
estratégica comienza con la destrucción de las torres gemelas
del WTC de Nueva York el 11S de 2001, esa destrucción icónica fue
el certificado de legalidad que necesitaba el capitalismo para llevar
a cabo en el mundo un recorte de derechos y libertades en los países
industrializados, y esa onda de represión de libertades y derechos
tiene que asentarse en Europa porque una sociedad tan estructurada
como la europea no puede ser manipulada fácilmente sin atemorizarla
y empobrecerla, por eso, analizar el terrorismo, es fundamental
entrar en el complejo mundo de las relaciones que se cuecen en las
cumbres oficiales y no oficiales, porque hasta ahora, al terrorismo
de Daesh se le ha permitido financiarse con
el
petroleo robado sin hacer averiguaciones,
y está claro que ese tipo de negocios no puede hacerse sin
la complicidad de las redes técnicas comerciales reconocidas
que distribuyen un combustible que está muy bien documentada su
procedencia,
y
ahí
el control de Estados Unidos es de sobra, conocido.
ESTADOS
UNIDOS Y RUSIA: DOS CARAS DE LA MONEDA CAPITALISTA
Rusia
es comedida porque es consciente de que debe ganarse el respeto de
sus socios capitalistas demostrando que es seria y que no va a
recurrir a una confrontación bélica, en la que, probablemente,
tiene ventaja, porque tal ventaja no le valdría de nada en un mundo
reducido a cenizas, y Rusia sabe, que eso lo saben los Estados
Unidos, por eso se lo toma con calma, porque el tiempo está de su
lado, y en contra del tiempo de Estados Unidos, inmersos en las redes
de una próxima crisis económica, que se mantiene porque los
tenedores de deuda de Estados Unidos – China, entre otros –,
igualmente, una potencia militar, están sujetando el río de dólares
para no desbordar un sistema monetario, productor de papel.
Esta
es la situación, y en ella ¿qué pinta el proletariado, la clase
obrera, sus problemas, sus desahucios, sus puestos de trabajo? NADA,
y la izquierda se agarra a contarnos el cuento de la creación de
empleo, cuando las fuerzas productivas introducen la mecanización
automatizada de la producción, así, por tanto, se trata de esto, de
evitar que el núcleo humano más preparado del mundo, la sociedad
europea tome consciencia de su poder y se organice para reclamar el
control de los medios de producción para darles una utilidad social,
para favorecer a la sociedad, y no al mercado, a un grupo de
riquísimos propietarios, dueños de bancos y fábricas que deciden
como se produce, que se produce, donde se produce, donde se vende y
donde ocultan sus fabulosas ganancias producidas por el conjunto
social; de eso se trata, de que la sociedad europea se atemorice y
deje hacer a un grupo de políticos prudentes que creen que
pueden pasar por la lucha de clases como un rayo de sol, a través
de un cristal, sin dejar rastro.
En
esta compleja trama que estructura la sociedad actual, el mercado
es la el conjunto de organizaciones que articulan todo el
funcionamiento, y el pueblo trabajador no puede lograr avances
significativos porque no tiene una estructura equivalente, una
internacional que impulse la construcción de la nación europea,
como primer paso capaz de abrir camino hacia una nueva sociedad.
Mientras
no exista una articulación intereuropea que organice la lucha por
los intereses comunes, todas las posibilidades permanecen abiertas
para que los poderosos diriman sus intereses con los nuestros,
atacándolos, porque ellos tienen mucho que perder, y sus escuderos,
el terrorismo, siempre podrá atacar una sociedad amorfa. Libertad,
igualdad, fraternidad, estos lemas de la burguesía revolucionaria,
siguen siendo logros dignos de conseguir, aunque ella, la burguesía,
ya no es la que los impulsa, pero los pueblos de Europa, sí pueden
hacerlo suyos, y la marsellesa siempre evocará la lucha por la
revolución, aunque sea el himno de Francia.
jmrmesas
diecisiete
de noviembre de dos mil quince
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