EL
INDIVIDUO COLECTIVO
TEORIA
La
teoría, en términos coloquiales tiene un sentido peyorativo con el
que se intenta desvalorizar las explicaciones que van al origen del
problema, tratando de formar un cuerpo articulable que nos pueda
explicar los conceptos complicados para entender el funcionamiento;
el por qué y para qué.
Probablemente
Europa sea ahora el lugar con mas posibilidades para que una
ciudadanía decidida e informada, convenientemente informada, podría
dar un giro copernicano a los acontecimientos si esta dispusiera de
los dirigentes sociales y políticos con la voluntad de mirar a la
historia con la perspectiva capaz de despegarse del acomodo del
sillón, zafándose de la dependencia ideológica del capital
financiero, de la presión del complejo militar industrial,
y sus agentes nacionales tipo ibex35, pero para eso la reflexión
teórica es necesaria para llevar al ánimo de la gente la
importancia de los problemas.
Cuando
me refiero a la dependencia ideológica de los lideres de izquierdas
de la burguesía y su caduco modo de producción, me estoy refiriendo
a ese tipo de argumentación que
explica la lucha contra la pobreza abogando por la renta básica
o los
servicios básicos universales,
y no, argumentando por un reparto
de la riqueza, que les es tan
favorable a los poderosos porque
esta amañado, trucado,
para que puedan
acumular riquezas sin cortapisas,
como es, por ejemplo, entre muchos otros, la emisión de dinero,
dólares, que la reserva federal USA, entrega a los bancos sin coste
para ellos —a
decir de los expertos,
significa un rescate
encubierto para la gran banca—,
cuando el ciudadano corriente, o pequeño industrial ha de pagar
interés; un debate que
tiene que hacerse acotando la
propiedad privada de los medios de producción,
sobre todo en industrias que
tienen una incidencia mortal sobre el conjunto de los seres humanos,
como es la industria armamentista, o la industria de la
bioingeniería, donde el fabricante puede modificar la vida, el
contenido genético sin tener que responder ante nadie; donde
magnates, capitanes de industria mantienen complejos empresariales de cohetería espacial (Elon Musk –SpaceX–, Jeff Bezos –Blue
Origin–), disponiendo y comprometiendo los recursos del planeta
porque les resulta gratis, y no estoy ni se puede estar en contra de
la experimentación científica, pero debe tener objetivos y
contenidos consensuados por la sociedad, que debería contar con
órganos y asesores capaces de vigilar los límites que se traspasan
—empresas de resucitación que experimentan con cadáveres e
inteligencia artificial—. Tal debiera ser el origen y contenido del
debate teórico.
Un
debate que debe poner en el centro y en claro que
todos los logros conseguidos por los genios
—reales (desde Galileo a Einstein) o fabricados (Steve Jobs o
Zukerberg)— se han conseguido por el uso, a beneficio de
inventario, que esos genios, que los poderosos, que los ricos, han
hecho, hacen
y hay que impedir que sigan
haciendo de la sociedad,
como si esta solo tuviera que asentir y callar, pero es necesario
poner en valor y tomar consciencia que sin ese espacio organizado,
interconectado con multitud de dependencias
independientes
que hacen posible la individualidad y la asociación, con los
recursos y medios reunidos y compartidos, no
existirían ni los genios ni sus genialidades,
y por tanto, ésta, el común de sus integrantes, la
sociedad,
tienen
derecho a opinar,
controlar
y decidir sobre los límites
porque aquellos que la desprecian o desvalorizan cuestionan el ser de
la historia de la humanización, de la civilización que nos ha
traído hasta aquí.
La
velocidad con la que la ciencia y la tecnología impulsan los
acontecimientos trastoca todos los códigos y valores tenidos hasta
ahora como inviolables, definitivos, precisamente porque nunca hasta
ahora el ser humano dispuso ni de las fuerzas ni de las herramientas
que pudiesen acercarse al cuadro de valores y conceptos sobre los que
se ha elevado la civilización y la cultura y si ahora no se ponen en
claro, en valor, que el poder reside en el conjunto y no en la élite,
la humanidad podría dividirse entre individuos fabricados a la carta
que configurarían la élite dominante y la humanidad normal
que
compondría la servidumbre, los replicantes
destinados a ser exportados a los confines de los límites físicos,
o imaginados porque es carne de cañón, elementos desvalorizados
deshumanizables.
Hoy
los límites, que no se quieren mirar forman un buen montón de
problemas que se enconan porque se mira para otro lado, como son los
límites de los Estados pequeños y medianos, que en la práctica son
territorios comerciales, extensiones de
las grandes corporaciones, permanentemente avisadas, advertidas de
sus competencias, y cuando estos avisos y advertencias no son tenidos
en cuenta, la soberanía nacional es
severamente castigada por el gobierno mundial. Porque
existe un gobierno mundial que opera en los hechos y que no cuestiona
ni siquiera la Organización de Naciones Unidas.
Las sanciones económicas impuestas por el gobierno trumpiano
USA a otros Estados soberanos es la demostración práctica de un
gobierno mundial, que el mundo no
ha elegido
y cuyas decisiones no han sido consensuadas. En
los hechos,
el mercado
—en la práctica, inexistente—, cada
vez más controlado por un puñado de grandes empresas y los grandes
bancos organizados e interparticipados accionarialmente
—existe un informe que patrocinó la universidad de Zurich sobre
este asunto— demuestra
que el modo de producción está globalizado aunque el presidente
USA, Trump,
lo niegue porque la
realidad perversa de esta mundialización es
la de ir inoculando
en los pueblos un internacionalismo indeseado
que se trata de disimular, pero que estalla aquí y allá y que toma
cuerpo de diversos modos en las manifestaciones contra la
contaminacion del planeta o contra los rancios códigos sexuales,
pero sobre todo contra el deseo de igualdad de las mujeres, a las que
el rancio patriarcado quiere seguir dominando, por que este ve un
peligroso efecto de arrastre, de sumas de colectivos y minorías
explotadas y subyugadas que podrían sumarse a la protesta.
Toda
una serie de problemas, unos esbozados aquí, y otros que seguramente
se me pasan, debieran ser discutidos y presentados
en
sociedad por figuras y pensadores cualificados porque esa
presentación hecha por intelectuales documentados podría ser el
mejor antídoto contra el abuso de las grandes corporaciones, y sobre
todo, para prevenir las guerras locales y mundial, que el complejo
militar industrial busca, sobre todo, en EUROPA como una salida muy
peligrosa pero viable para
seguir manteniendo apartada a las fuerzas sociales,
cada
vez mas conscientes de tener que perseguir la auto organización,
como las movilizaciones de los chalecos amarillos que tuvieron lugar
en Francia recientemente, para
mostrarle a su presidente el profundo desacuerdo con la política
económica seguida.
Aludía más arriba como los avances en los terrenos de la medicina y
la biotecnología esta en condiciones de preparar individuos a la
carta, pudiendo escindir a la raza humana en dos especies, aunque ya,
la humanidad está escindida por las abismales diferencias sociales
producidas por la rapiña, el bien organizado sistema de
expropiaciones que la banca coaligada dirige, y cómo esta
posibilidad no se traspasa, no se rompe, no se vulnera (al menos,
publicamente) porque existen códigos éticos que suponen límites
infranqueables que habitan en el inconsciente colectivo del individuo
social.
Este
inconsciente colectivo, este individuo social es producto de un
larguísimo proceso histórico, en el que el poder dejó su impronta
y que se cultivó desde la noche de los tiempos por la naturaleza
gregaria, social, colectiva que dio origen a la especie humana. La
posibilidad material de reunir a la grey y acceder a la inteligencia,
pero sobre todo a los sentimientos, a las emociones configuró
ese inconsciente común que este largo proceso fue modelando y que
evolucionó muy lentamente,
y
solo en la medida que la instrucción,
la
educación,
algo muy reciente en términos históricos, y también muy acotado,
ha
permitido,
no obstante la variedad evolutiva, cultural, lingüística, que
los seres humanos se puedan entender;
la aparición de internet, como quien dice, hace un instante, y las
redes sociales empiezan a tener una leve incidencia, que
el poder trata de corregir
para impedir que una masa
crítica pueda
configurarse como un poder alternativo.
Como
el lector habrá podido entender conceptos firmemente asentados como
son las identidades nacionales, culturales, sociales y un largo
etcétera están en constantemente contradicción causando tensiones
y fricciones por la fuerza que los hechos económicos, en sus
variados aspectos imprimen a los acontecimientos, que las élites del
capital financiero comprende perfectamente, pero que atizan y
magnifican porque sirve para garantizar los intereses concretos de
las poderosas minorías que se enmascaran como fervientes patriotas
cuando no son más que un hatajo de hábiles ladrones y asesinos de
pueblos y razas. Bástenos mencionar el terrible crimen del
periodista árabe discrepante Jamal Khashoggi, descuartizado vivo en
el consulado de Arabia Saudí en Estambul, y cómo el autor
intelectual del crimen, el príncipe heredero –MBS– se ha codeado
en la última reunión del G20 con todos los jefes del grupo, sin una
mínima crítica.
Esto
significa que los Estados nacionales, sobre todo los pequeños y
medianos, perdieron su condición de defensores de los intereses
nacionales porque estos intereses están mediatizados por las grandes
firmas industriales, comerciales, financieras que se mueven por la
intervención de leyes económicas supranacionales
impuesta por Estados Unidos, que tras la segunda guerra mundial
obtuvo la aquiescencia de los burgueses europeos asustados por lo que
entonces suponía la Unión Soviética, y que en el transcurso del
siglo xx, la burguesía, el
capital financiero mundial,
de consuno
configuró para asegurarse
que las contradicciones inherentes al sistema de producción
mercantil estuviesen
controladas, vigiladas, fuesen
previsibles para evitar sorpresas.
Esa es la causa subyacente que explica la profusión de cumbres
internacionales
de todo tipo, de acuerdos bancarios tipo Basilea, de sociedades
financieras como SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial
Telecommunication), de sociedades como la OMC (Organización Mundial
del Comercio), una suerte de conspiración contra los pueblos
elabotado por los bien organizados THINKTANS
que diseñan y
presentan estudios, planes, programas sobre las posibles vías y
evolución de los acontecimientos teniendo en cuenta factores, tanto
económicos, como científicos, tecnológicos y su incidencia en la
sociedad y en la política, es decir, evitar la sorpresa requiere de
previsión y anticipación.
La
élite mundial, ese escaso número de multimillonarios y sus
estrategas que se envuelve en el uno por ciento más rico para poder
operar a través del complejo militar industrial y las ramificaciones
nacionales sabe que su gobernanza mundial
tiene que aparentar que existen las soberanías nacionales, algo que
parece evidente y comprobable, pero que hace aguas tan pronto como
una soberanía
nacional choca
con la autoridad del sistema encarnada en el pentagoniano complejo
militar industrial dirigido por el presidente-delegado (el nombre es
irrelevante, pues si no sigue el guión se le asesina y se presenta
el hecho como terrorismo).
¿Cómo es posible que el presidente de un Estado nacional (USA)
pueda dictar sanciones internacionales fuera del ámbito de Naciones
Unidas que no suponen una declaración de guerra porque son
respetadas por la práctica totalidad de los gobiernos?
Solo desde una compleja sumisión aceptada por el conjunto del
sistema, a regañadientes, y a veces discrepando sin disimulo, pero
conscientes del rol de salvaguarda que ejerce el complejo militar
industrial, que ventilas sus acuerdos en esa internacional
informal que suponen la rondas de encuentros en la
cumbre de jefes de Estados y de gobiernos, se pueden entender que
el sistema no haya reventado por sus costuras, lo que en los hechos
supone un informal gobierno mundial, en el que las
alineaciones discrepantes, digamos, la Unión Europea, es hostigada,
a veces, sin sutilezas, parar garantizar el rol de Estados Unidos,
debilitando (Brexit) todos los que puedan ser molestos.
De todas las condiciones objetivas que el modo de producción de
mercancías acumula para poder dar el salto cualitativo la subjetiva
es la piedra angular que da todos los problemas. No se entiende,
aquellos que quieren situarse del lado de la clase obrera, la
terrible la derrota que supuso la traición de la socialdemocracia,
de los dirigentes socialdemócratas que se plegaron a las teorías
burguesas de la colaboración con el sistema. Aquella traición
supuso asesinar el la cuna la naciente consciencia de clase,
impidiendo la formación de una concepción de la vida y de la
historia vista con una optica diferente a la de la
ganancia por encima de todo.
En el inconsciente colectivo se albergan sentimientos contradictorios
como pueden ser los deseos y sentimientos de fraternidad e identidad.
Uno impulsa a la cooperación, la ayuda solidaria, el otro apunta a
la competencia, a la diferencia. Es indudable que prima el segundo
sobre la fraternidad, pero la fuerza de los hecho económicos, la
fuerza de las cosas, que parecen tener existencia autónoma nos
indica, como he tratado de exponer aquí, y en algún apunte
anterior, que si los Estados pequeños y medianos han perdido,
en los hecho, formalmente son soberanos, poder y autonomía es
así porque durante el siglo xx las fuerzas productivas devinieron
internacionales, y el hecho objetivo de la globalización, la
globalización del mercado y las finanzas, su globalización,
con sus secuelas sobre el medio ambiente, y otras lacras, se debe al
hecho objetivo de la internacionalización de estas fuerzas
productivas y los acuerdos y leyes económicas y financieras que las
refuerzan, que no tiene reconocimiento porque choca con la
objetividad del sistema por la acumulación y la privatización de
los beneficios producidos como conjunto por el sistema.
Esta globalización, su globalización, necesita de los Estados
nacionales como una suerte de compatimentación, para la gestión y
el control de masas, pues como es fácil de comprobar cuando los
Estados soberanos impelidos por la necesidad tratan de acotar
el poder de las transnacionales, sean cuales sean, se disparan los
reparos y vetos de todos los calibres porque chocan con las
libertades económicas, intocables para la supervivencia del sistema.
En el transcurso del proceso productivo del modo de producción
de mercancías todo el dispositivo económico
centrado en la producción se ha evaporado reduciéndose a la
industria bélica y a la especulación. Mientras existan los
Estados nacionales —que no las naciones— el peligro de guerra es
inevitable, y el gobierno informal del mundo, el gobierno en la
sombra del complejo militar industrial, necesita de los Estados
nacionales y de las guerras locales para el saqueo de los pueblos.
Así, frente a su globalización habría que oponer una globalización
fraterna y solidaria que acabara con la industria bélica planetaria
y dedicar los cuantiosos recursos liberados a organizar
una alternativa basada en la educación y el conocimiento,
organizando nuestra estancia en el planeta para convertirlo en el
vehículo sostenible que nos lleva por el cosmos.
Es evidente que un gobierno mundial sí podría acabar con las
guerras y revoluciones que tienen su causa en la desigualdad de los
seres humanos, perseguidas por las élites como garantía de su poder
y prepotencia. Que este objetivo sí podría reconciliar al amplio
espectro de la izquierda mundial, deshecha por la traición de los
dirigentes venales y/o timoratos, pero posiblemente, antes de
alcanzar este estadio, el mundo deberá pasar por las asociaciones
supranacionales, continentales que serían inevitables para organizar
la movilización de recursos energéticos de todo tipo armonizando la
convivencia de los pueblos, algo que ahora parece fuera de contexto.
Algo que nunca será posible sin levantar, mejor, sin construir una
herramienta capaz de llevar al ánimo de los trabajadores del mundo
el convencimiento de que los objetivos son accesibles si se lucha por
ellos. Esta herramienta poderosa ha tenido antecedentes históricos
en las internacionales obreras y si bien la clase
trabajadora está, psicológicamente más dispersa, intelectual y
culturalmente está mas preparada para participar y aportar más que
en cualquier otro momento, en el pasado. El complicado mundo actual,
en el que todo parece ser reconocible, las variaciones habidas
merecen ser debatidas porque implican cambios profundos. Comenzando
por el aclarar que el modo de producción de mercancías no supone un
mero sistema económico sino toda una completa concepcion del
mundo, de la vida y de la historia, que pasa
desapercibida porque, interesadamente, se reduce a la mera función
económica, y esto nunca se tiene en cuenta porque reduciría el
margen de maniobras de la economía, enmascarándose en la política
y para resaltar este hecho capital se necesita la construcción de la
internacional, una nueva internacional.
El afianzamiento de China, de la República Popular, se debe al, en
mi opinión, hecho capital, nada desdeñable, que los burócratas
chinos se han visto obligados a tener que desarrollar una economía
que ha tenido que competir en el mercado mundial por hacerse un hueco
y este hecho, que inevitablemente tiene lacras de corrupción porque
en todo el proceso habido, la democracia popular se ha reducido al
enunciado y a la élite burocrática, ha fortalecido a China, que a
diferencia de la suicidada URSS se encerró en sus inmensas fronteras
y pretendió construir el socialismo solo en la inmensa Rusia y
territorios afines. Al pretender desarrollar la economía sin
desarrollar la democracia popular, el resultado fue el despegue de
los burócratas de cualquier afinidad con la sociedad soviética que
había levantado el colosal complejo industrial soviético y fue a
raíz de la victoria del ejercito rojo en Stalingrado, cuando la
burocracia, sobrada de soberbia (pretendiendo ignorar la imponente
aportación de los guerrilleros, en todos los frentes, en todo el
mundo), disolvió la tercera internacional (1943), disolvió el
partido de los trabajadores (la tercera internacional), porque
pretendía llegar a un entendimiento con los burgueses y cuyo colofón
fue el reparto de la Madre Rusia en 1990. Por supuesto, china no
pretende exportar el socialismo a ningún sitio, concederemos, que sí
a China, pero eso es un objetivo de distracción, el sueño de la
élite, no creo que sea ese.
Siempre me ha parecido muy honesta la actitud de Fernando de los
Ríos, habitualmente retratado por su informe al Partido Socialista,
tras su visita a la naciente Rusia revolucionaria, en este aspecto es
el paradigma del intelectual pequeño burgués, aireado con fruición
por los anticomunistas, pero su honestidad intelectual se puso de
manifiesto cuando tuvo que redactar y defender en el parlamento el
proyecto de constitución de la república de 1931 en el que plantea
la necesidad de someter la economía a las necesidades de la
sociedad, algo que rompe el esquema normal —“economía libre
significa hombre esclavo” (algo que ha sido aludido en el reciente
debate de investidura fallida)— viniendo a demostrar esa concepción
amplia del modo de producción, trascendiendo a la economía, y que
hoy enlazaría con las monedas virtuales (el sistema monetario esta
carcomido por la desvalorización de dinero, o lo que es lo mismo, la
miserabilización del trabajo humano, de la fuerza de
trabajo), los intereses negativos, una forma segura de invertir en
empobrecimiento, cuando los gestores de los fondos de pensiones
tienen que invertirlos en los bonos de la Unión Europea, es decir,
el traslado del dinero de la ciudadanía hacia los bolsillos de las
grandes fortunas.
Una internacional obrera debería cumplir y rebasar el rol que
tienen, para la burguesía los thinktank y su brazo ejecutor, el
gobierno del complejo militar industrial, pues la misión fundamental
sería la de imaginar las características del modo de producción
alternativo al caduco modo de producción de mercancías, debería
prever esos macro Estados continentales, destinados a armonizar
nacionalidades diferentes, en algún caso, históricamente,
enfrentados, enemigos, debería prever las condiciones de movilidad y
transporte de las energías y alimentos, con criterios de solidaridad
y ayuda mutua y no de explotación i ganancia, debería de prever,
proponer y organizar la posibilidad que los ciudadanos
cumplieran tareas en las administraciones nacionales, de tal manera
que el Estado no estuviera alejado de los ciudadanos, es decir, ir
reduciendo el papel de los expertos y burócratas que concentran en
sus manos poderes excepcionales.
Construir una internacional obrera debería ser un objetivo que no nos hiciera suponer para un futuro lejano, pues la velocidad de los acontecimientos nos hace pensar que la izquierda no tiene todo el tiempo del mundo sino que es una necesidad apremiante, pues sería el modo de cultivar las posibilidades del imaginario común, el individuo colectivo que necesitará de todas sus potencialidades para prevenir los problemas que las nuevas tecnologías nos traerán cuando estas se diseñan contra el ser humano y no para crear a la mujer y al hombre nuevos.
jmrmesas
veinticinco de julio de dos mil diecinueve
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