ALEMANIA
MARCA EL CAMINO
La
impunidad levanta ampollas
El
asesinato con métodos de la mafia del periodista árabe, crítico
moderado de la monarquía saudí, califica al Estado afectado como
Estado Mafioso, y los Estados asociados con el Estado manchado con la
sombra de la sospecha toman distancia con ese Estado, sea este,
aliado, socio o cliente, por lo tanto, los Estados, que en un primer
momento demandaron cautelosas explicaciones creyendo en las
oficiales ofrecidas desde el Estado árabe, se apresuran a mostrar
disconformidad porque las evidencias son tan inocultables, que
necesariamente demandan investigación que explique el crimen
perpetrado.
Los
Estados, que en un primer momento estuvieron dispuestos a quitar
hierro al crimen entienden que la magnitud del hecho criminal supera
las explicaciones simplistas porque hay nombres que son o implican a
funcionarios en activo, con pasaporte diplomático que, hasta ese
momento, dirigían instituciones del Estado árabe —el forense que
dirigió el descuatizamiento— , y que accedieron al territorio
consular con maletas o valijas, y esos Estados europeos y el Estado y
principal aliado del Estado árabe, Estados Unidos, se desdicen
ahora y comienzan por querer explicaciones creíbles y documentadas
porque de lo contrario, esos Estados estarían dando cobertura a un
Estado que actuaria según criterio de la mafia, siendo ellos mismos,
socios de comportamientos de la mafia.
La
muerte de un ciudadano, en este caso, un súbdito exige demostrar la
comisión de un delito que le convierta, al supuesto culpable, en reo
acreedor de la pena capital, y mientras eso no sea demostrable, el
poder que se tome la atribución de eliminar a discrepantes, sin
juicio, convierte sus decisiones, todas sus decisiones,
judiciales, políticas, económicas,
bélicas en decisiones arbitrarias, sin valor
legal, en meros ajustes de cuenta, exactamente
como actuaría un capo en su territorio.
Alemania,
y su cancillera Merkel, presunta presidenta in péctore de
la Unión Europea ha sido la primera en suspender
la venta de armas a Arabia Saudita
hasta que no se aclare el crimen del periodista Jamal Khashoggi, una
decisión que con más disgusto que placer se apresura a tomar
distancia Estados Unidos —de su anterior decisión de aceptar la
primera explicación del reino saudí sin cuestionarla— diciendo
que la venta de armas continua y que cree en la inocencia del
príncipe heredero, es decir, los poderosos se aperciben del terrible
error de creer que la ciudadanía internacional puede tragárselo
todo sin sacar conclusiones, que tal vez no sean inmediatas pero que
van formando un poso de indignación e incredulidad en las
explicaciones que gobiernos y medios se dan maña en difundir,
tomando a esa ciudadanía internacional por estúpida.
España debería tomar nota de la decisión de Alemania exigiendo
explicaciones al reino saudí, toda vez que la venta de armas de
fabricación española, se sabe con certeza, que se emplean en la
exterminación del pueblo yemení.
El gobierno de Sánchez debería pensárselo si tiene interés en
convertirse en un referente europeo del socialismo, pues de lo
contrario todo esfuerzo de recuperación política e ideológica
estaría condenado a ser puro oropel.
jmrmesas
veintidós
de octubre de dos mil dieciocho
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