UNA ACOTACIÓN IMPORTANTE
El tema del terrorismo me parece muy importante
porque forma parte de una estrategia de clase mas que de una
lucha ideológica, sea esta referida a una religión o a una nación.
El terrorismo, sobre todo, el terrorismo ubicuo es inseparable de una
fuente de dinero, de una red que procura los medios necesarios y
suficientes para poder llevar a término los objetivos perseguidos, y
haciéndome eco del ministro del interior, Jorge Fernández Diaz, que
el mismo domingo 5 de julio, entrevistado a raíz del triunfo del no,
en el referéndum griego, vaticino la importancia de estar prevenidos
porque era posible la ejecución de acciones terroristas, por lo
tanto, habremos de suponerle un celo exquisito para evitar, de aquí
a las próximas elecciones, la infausta aparición de ese fantasma
sangriento, inseparable de los medios materiales, que solo la
abundancia de dinero, puede conseguir, así como la complicidad,
activa o pasiva de una parte de la influencia del establlisment.
Las personas que se dedican a desentrañar las
acciones que el terrorismo envuelve, no suelen extenderse sobre el
tema de la relación de clase que se ocultan en las acciones
terroristas, y sin embargo es capital poner el foco en este tipo de
relaciones, que suelen implicar a personajes con estrechos contactos
con diversos departamentos de la administración, así que no haré
mención sobre la influencia que el terrorismo tiene sobre la
población, que esto ya lo hacen esas personas
estudiosas, sino que abundaré, en la medida de mi exigua
capacidad, en esa otra vertiente, que no se suele mencionar en los
artículos que tocan el tema.
Todo el terrorismo del islamismo radical está
relacionado con el financiamiento de la CIA y Arabia Saudí a las
escuelas coránicas para evitar la penetración del ejército
soviético en Afganistán. Desde entonces se ha desarrollado toda una
estrategia para convertir el terrorismo en una cuestión capaz de
modificar la percepción de la sociedad, apartando el foco de los
temas sociales de trascendencia indudable hacia hechos de distracción
mediante la aparición de acciones sangrientas. En este terreno, me
llama la atención el silencio de la prensa y los gobiernos que no
suelen abundar en la maldad intrínseca del terrorismo de
distracción, por ejemplo condenando vehementemente la participación
de niños, en los asesinatos, así como la falta de referencias a la
Convención de Ginebra sobre los prisioneros de guerra, los cuales
suelen ser asesinados. Es este comportamiento silencioso,
indiferente, de medios y políticos, respecto al terrorismo
islamista, el que, en mi opinión, me hace percibir un determinado
grado de complicidad pasiva con el yihadismo, mientras que cualquier
supuesto mal trato a los lideres de la oposición venezolana, desata
un caudal de verborrea y expide vertiginosamente a todo un
ex-presidente del gobierno de su majestad, y ex-presidente del PSOE
hacia Venezuela, que desde luego contrasta con la falta de
explicación del yihadismo, así como el regusto por la destrucción
de monumentos y símbolos, que los financiadores del yihadismo
permiten, como permiten la comercialización del petróleo robado,
cuando la red de comercialización del crudo está en manos de
Estados Unidos.
El terrorismo, es estos momentos, en el que el
capitalismo empieza a se percibido por la sociedad como un sistema
que solo beneficia a los muy ricos, se convierte en un modelo de
distracción, por eso, los nuevos movimientos ciudadanos deberían de
exigir una revisión de la red otanista de la stay behind, porque la
provocación y la anticipación, la usa el poder para
condicionar la opinión, porque el silencio y el olvido solo
permitirá que en momentos claves, las complicidades de personajes y
departamentos administrativos puedan reactivarse, porque los
gobiernos tuvieron reparos en ventilar los trapos sucios, y
por tanto, la sociedad no pudo extraer las lecciones y
consecuencias capaces de mantenerla alerta.
jmrmesas
ocho de julio de dos mil quince
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